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Todos los días es 11-S


Hace unos días se cumplía el quinto aniversario del día en que el mundo cambió. En realidad no cambió, sino que se quitó las máscaras. Si bien soy un escéptico en cuanto a los moticos y los autores del atentado, podría decirse que los "malos" celebraron su fierta grande y los "buenos" empezaron lo que siempre quisieron hacer, pero de forma un poco más impune. Libertades 0, seguridad 1 en el minuto 90...

Ese día murieron 3.000 personas. Personas, sí, como tú que me estás leyendo, como yo que escribo. Tres mil historias como tres mil mundos se apagaron esa mañana. Tres mil infancias, primeros amores, primeras espinillas, primeros empleos, proyectos de fututro, amores que dar a los suyos... Tres mil. Desde entonces, Occidente se lame las heridas como un gato persa que acaba de mojarse la pata y el agua le da dentera. ¿Por qué digo esto? Porque el sufrimiento de Occidente, con perdón de los afectados directa o indirectamente, es anecdótico comparado con el 11-S que se vive a diario en oriente. Fácilmente, cada mes caen 3.000 iraquíes en el caos que se ha convertido su vida tras la moda de la democratización a base de uranio enriquecido; 3.000 palestinos porque toda una nación, apátrida hasta el 47, tiene un complejo histórico tan grande que sólo sabe aferrarse a su única referencia histórica: el ojo por ojo y el diente por diente, pero si pueden ser 100 a 1, mejor. Tres mil muertos en Líbano, cuyo único pecado es compartir país con una organización de resistencia o terrorismo, según el prisma.

Yo hoy quiero reivindicar un poco de decencia en el llanto por los muertos. Quiero llorar por los que nadie llora, por aquellos por quienes nadie tañe una campana de plata en la zona cero. Quiero traer a la memoria a las verdaderas víctimas, que aunque sea por número nos ganan de largo, a los que padecen su democratización en Guantánamo o Abugraib, enfundados en una capucha y respirando únicamente los aires residuales de nuestros valores occidentales. También lanzo un bramido solitario de honda pena por mi defraudante Europa, la que no está a la altura de sus conquistas sociales históricas y no puede sino seguir la zanahoria que esos paletos de escueta historia y barras y estrellas nos ponen delante.

Por esto y mucho más, digo que todos los días son 11-S, porque todos los días, en alguna parte, alguien sufre y alguien muere porque nosotros nos mojamos nuestra pata de gato persa en un charco.
Todos los días es 11-S Reviewed by Omar El Kashef on 23:10 Rating: 5

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