TDT... ¿Pa qué?

Hace cosa de un año que esto de la TDT (Televisión Digital Terrestre) se ha puesto de rabiosa moda. Hace unos meses nadie sabía lo que era, nadie había oído hablar de ello, pero ahora todos quieren tostadoras con TDT incorporada. Flipo de la cantidad de teles, reproductores de DVD y demás cacharros que llevan el TDT, como si el hecho de que no lo llevara implicara que es un mal producto. Si el ordenador no tiene TDT no lo quiero. Necesito una sintonizadora de TDT por USB (joder, cuántas abreviaturas).

Pero llega un momento en el que te preguntas el porqué de todo esto. Lo digo porque si la tele de por sí en este país es una monumental basura que sólo parece conocer el concepto de la mal entendida libertad de expresión e información, la TDT bate récords de lamentabilidad. ¿Por qué anuncian tanto las teles nacionales (A3 y T5) sus respectivas tres cadenas TDT, cuando lo cierto es que no hacen más que emitir la programación basura que abulta sus baúles de los recuerdos? Manos a la obra, Al salir de clase, Telecinco dígame... La madre que los parió, cuántos recursos echados por la borda, cuánta imagen de calidad digital y sonido extradolby surround que te cagas en los pañales, si lo único que te ponen son las viejas glorias, como Médico de familia o yo qué sé qué...

El caso es que la respuesta siempre estuvo ahí. La TDT adolece de una mácula que siempre la acompañará, la misma que las demás teles, salvo las plataformas de cable: es gratis. Y si algo es cierto en estos nuevos tiempos que vivimos es que lo gratis es la escueta punta del iceberg que promete cosas infinitamente mejores bajo la superficie, eso sí, previo pago. No es que quiera pagar, pero si de algo estoy convencido es de que la TDT será una mierda hasta que la hagan de pago.