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La paradoja de 'Avatar'


Por Avatar


Cuando a Cameron le preguntan dónde ha estado metido en los últimos doce años, él responde que en Pandora. Doce largos años de ausencia de uno de los grandes directores de cine y gran visionario del género de la ciencia ficción. Cuando empezaban a sonar las campanas de que 'Avatar', su secreto y largamente anhelado proyecto, estaba cada vez más cerca, todo el mundo daba por hecho que estábamos en las puertas de la película que marcaría un antes y un después en el género. Pero esto de las expectativas es como un muelle: cuanto más lo aprietas, más se dispara en cuanto lo sueltas. Por ello, es comprensible que las esperanzas de muchos hayan sido el nutriente de sus propias decepciones.

¿Son los resultados obtenidos en 'Avatar' justificación para doce años de trabajo? Yo digo categóricamente que no. Doce años debieron de servir para algo más que unos apabullantes efectos especiales, que a uno le quitan el aliento desde la primera secuencia, sí, pero poco más. En esos doce años, Cameron tuvo tiempo que suficiente para pergeñar un guión que pecase menos de simplismo, que fuese menos previsible y fuese objeto de menos extremismos a la hora de su crítica. Porque lo cierto es que apenas encuentra uno un término medio entre el elogio a la obra de las obras y la crítica al vacío disfrazado de miles de efectos especiales. Doce años debieron de servir para parir personajes menos arquetípicos y efímeros.

Como suele pasar en estos tiempos, 'Avatar' adolece de un trasfondo de peso, cediendo toda su solvencia a la parafernalia de la puesta en escena. Pero quienes, como yo, fueran al cine tratando de mantener la aguja del velocímetro en niveles intermedios, se dieron cuenta de que el producto presentado apenas trasciende una capa de barniz fresco sobre el mismo cuadro de siempre. Sí, 'Avatar' bebe de todos los géneros y filmes ya vistos por doquier, aunque a todos se nos ha pasado por la cabeza el ejemplo de 'Pocahontas'. No aporta nada nuevo al panorama, sino más bien que estruja hasta la saciedad la fórmula más típica del cine de aventuras: el protagonista semidesarraigado, la nueva oportunidad que se le presenta y el amor que le va de la mano, la injusticia de su propia gente, el dilema, la decisión y el enfrentamiento final, previo momento de bajón crítico para que el espectador definitivamente se identifique con su causa. ¿Han merecido la pena esos doce años? Hay videojuegos que ya han superado con creces planteamientos como éste, luego no.


Sin embargo, y de ahí lo paradójico de esta película, la sensación que uno saca al salir del cine es de plena satisfacción. Satisfacción porque lo que distingue una buena película previsible y sencilla de una mala es que la buena hace un uso excelente de los recursos del género (de los personajes arquetípicos, de la historia previsible y del maniqueísmo expresado), mientras que la mala no. Es así de sencillo. Esta película de aventuras y exótica ciencia ficción saca un 110% de provecho de los tópicos del género, desde el ritmo hasta el concepto, pasando por los sobresalientes efectos especiales. Pero también habría que plantearse si Cameron pretendió alguna vez ir más allá de una historia sencilla (que no simple, ojo), de entretener al espectador sin más ambición que hacer que se olvide de su hipoteca y el trabajo durante tres horas. Yo creo que hay que ser justos con 'Avatar' en ese sentido, prisma que, una vez adoptado, nos revelará una película preciosista como pocas, de un cuidado estético que destila lo elaborado de su detalle. Para que me entendáis mejor, sería comparable al universo de 'Star Wars', pero donde Lucas pone bichos y cosas raras por el mero vicio de llenar con imágenes lo que no puede llenar con guión, Cameron lo hace con una intencionalidad digna de hondo respeto, inventando una cultura, un idioma, un ecosistema y una teoría vital que ya de por sí deberían hacernos pensar y meditar acerca de una idea que la contaminación de nuestro mundo se empeña en enterrar: la teoría del planeta organismo Gaia.

Y es que 'Avatar' es una reivindicación ecológica en un momento crítico en nuestro propio planeta, una crítica al lenguaje de la guerra preventiva, que durante tantos años no ha acompañado con desdeñable naturalidad, una oportunidad donde vernos reflejados para quizá entender un poco lo que nos estamos haciendo a nosotros mismos. La premisa no por sencilla es peor, pues no es más que el punto de partida desde el que cada cual debe echar a andar y sacar sus propias conclusiones. Si, de paso, consigues disfrutar con la estética tecnológica humana espectacular, la intimidad de los sentimientos Na'vi (qué miradas, qué expresiones logran sacar al ordenador), obtienes lo que Cameron siempre soñó con hacer desde sus inicios cinematográficos: entretener con un imaginario aplastante y eficaz.

En definitiva, 'Avatar' es una buena película de aventuras, demasiado luminosa quizá, demasiado limpia e inequívoca en sus planteamientos morales, pero terriblemente eficaz en su objetivo. Si no la habéis visto, os insto a que lo hagáis sin pensar en nada más que pasar un rato cojonudo en el cine. Si no os ha gustado, intentad verla de nuevo despojándoos de los prejuicios que pueden inducir doce años de trabajo. Porque el tiempo es una medida muy distinta según quién lo mida. Sólo me atrevo a imaginar lo que Cameron podría hacer hoy en día con un 'Terminator' o un 'Alien' en condiciones. Si, como se dice, 'Avatar' es la primera de una trilogía, quizá tengamos oportunidad de verlo.
La paradoja de 'Avatar' Reviewed by Omar El Kashef on 18:36 Rating: 5

5 comentarios:

Omar El Kashef dijo...

Pues en esta ocasión te vendrá bien ir sin prejuicios. Yo espero sinceramente que os guste. Pasadlo bien!

Gracias por pasar :)

Anónimo dijo...

Hace un par de semanas que fui a ver la peli, pero he decidido esperar unos días para formarme una opinión sobre la misma.

Avatar es en estos momentos "la más" en todo:
la más cara, la más taquillera, 12 años de trabajo... ¿es de verdad para tanto? pues en mi opinión desde luego y rotundamente que NO. Si es cierto que por su categoría visual merece ser vista en pantalla grande,eso es indiscutible, pero no nos engañemos, el guión es de lo más simple y los personajes que se nos presentan no pueden ser más planos.
Se está hablando de obra maestra de la ciencia ficción y de nuevo no puedo estar más en desacuerdo, El planeta de los simios, Alien el 8º pasajero, 2001: una odisea del espacio o Blade Runner superan y de lejos a esta mezcla de Pocahontas y El último samurai espacial.
En definitiva, una película decente que desde luego no figurará en mi colección de DVD.

Delfos dijo...

Bueno Milán, yo ahí debo discrepar. Tuve que ver 2001 una odisea en el espacio en doce porciones, porque simplemente me dormía. Mi mente apagaba motores y me dejaba en brazos de Morfeo, para ver esa película escucho algo de música clásica y santas pascuas. Otra cosa que no negaré es que pueda ser una obra maestra, ahí no me meto, porque entiendo que el concepto "obras maestras" tiende a ser desorganizado y mutable dependiendo de a qué persona/entidad le preguntes.

Sin embargo Avatar, el blogger :P, me parece que un guión faciloncete no desmerece todo lo que esta película te trae. Yo llegué al cine sabiendo que iba a ver una versión de Pocahontas, no sé dónde lo leí, y la verdad es que no me decepcionó lo más mínimo, es más, me entusiasmó. Debe ser que me vuelvo poco exigente con los años, porque hasta la banda sonora me ha gustado, me ha encantado, y ya la tengo en mi ipod.

Un abrazo!

markirian dijo...

buenas!!

igualmente senti la sensacion de satisfaccion al salir del cine, y comentar que qué bonita y eso. semanas despues me quedo con decorados, la recreacion del mundo y poco mas. ni una frase, ni un momento memorable, ni la banda sonora... no se si jugaria en la calle a avatar como si jugamos con la guerra de las galaxias...

Omar El Kashef dijo...

Hola, markirian!

Celebro que te animes a leer las entradas menos actuales del blog. Espero seguir leyéndote.

No creo que Avatar pase del hype del momento. Por desgracia, es una característica del cine de nuestro tiempo: mucho bombo, fuegos artificiales, merchandising, pero luego la cosa se pierde. Lo que más me inquieta es que la taquilla delata que la sociedad premia este decantamiento por la estética casi vacía... Son los tiempos que corren, y los efectos de la colonización cultural estadounidense. En fin...

Un saludo :)

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