Viggo Mortensen se retira del cine

Así lo ha anunciado el actor americano tras sopesar todo lo que rodea a la industria en la que trabaja. Con esto nos referimos a las promociones leoninas de las películas, que obligan a sus actores (entre otros) a dar la vuelta al mundo en ochenta horas para, a riesgo de desarrollar el don de la ubicuidad, estar por doquier haya una alfombra roja. Y me imagino que no será todo. Qué puede esperarse de un actorazo que bebe más del arte que tiene lo suyo que del negocio puro y duro, que es lo que prima. Hoy en día no hay lugar para la forma que tiene de ver el mundo este hombre renacentista. Sabiamente ha dicho que todo estas cosas que menean el mundo del cine no es sano, y que para vivir así mejor dejar de hacer películas. Sí señor, con un par: anteponer la vida y su calidad a la espiral de alienación que supone hoy en día aceptar el regalo de dedoble filo que es la fama, el dinero y el trabajo de el showbusiness.

No puedo sino lamentar la marcha de uno de los pocos que quedaban dispuestos a bruñir de dignidad una profesión que cada día roza más lo estrafalario y hueco. Pero también aplaudo a quien es capaz de ser honesto consigo mismo, decir basta donde otros dirían "venga, un poco más, que donde caben dos caben tres". La pena es que me quedo sin ver la secuela de 'Promesas del Este', al menos con su presencia.

Para terminar, una esperanza al aire: un tipo tan inquieto como Viggo seguro que algún sía se sentirá picado y volverá a hacer una de las cosas que mejor hace y con las que nos hace soñar a los demás. Espero que eso pase, si es que la pintura o la poesía, a las que también se dedica, se lo permiten.

Descansa, campeón, que lo mereces como nadie. Pero no nos castigues demasiado tiempo con tu ausencia.