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'Star Trek: En la oscuridad', el justo equilibrio entre el homenaje y el reclamo


J.J. Abrams otra vez. Ese director que sabe tocar las fibras sensibles de lo que te gusta sin rematar la faena, salvo honrosas excepciones. Más que un director con tintes de autor, como Spielberg (a quien aspira a clonar) o Nolan (a lo que nunca llegará como narrador), parece un experto en marketing, un gurú de la eficacia estadística ejercida desde la gran pantalla. Gran pantalla, insisto, porque sus últimas apuestas en la pequeña han sido discutibles y discutidas.

'En la oscuridad' sigue la tendencia que marcó el director cuando se hizo cargo del reboot de la franquicia de Star Trek, que ya empezaba a dar muestras de un agotamiento probablemente derivado de su autodestructiva endogamia y pérdida de pie con una realidad con la que las nuevas generaciones de espectadores necesitan identificarse y esgrimen como condición para el éxito de una propuesta. Ahora nos damos cuenta de que, más que un reboot, es un repaso de las historias clásicas vistas desde el prisma de la nueva realidad alternativa parida para mayor gloria y acomodo de un director que se confesaba un completo profano de la casi religión de los trekkies.

Y este alejamiento es probablemente lo que mejor le haya venido a la franquicia, ya que permite conservar todo aquello que atrae a la sala a la vieja guardia de aficionados a los tricorders al tiempo que tiende una estimulante mano a los que no conocían este tinglado por ya manido y prolijo: no es fácil hincarle el diente a una saga con tantas entregas y tan alejados en el tiempo sus orígenes.



'En la oscuridad' parte casi directamente del lavado de cara de su predecesora y nos invita a conocer las aventuras del Enterprise antes de zarpar en su andadura de cinco años en busca de nuevos mundos y civilizaciones, hasta llegar donde ningún hombre ha estado antes. La película cumple con creces con su cometido: proponer un entretenimiento ligero que haga pasarse las dos horas con una cadencia y un ritmo calculado y pergeñado hasta el último guiño, como un parque de atracciones donde nada se deja al azar. El guión no pierde ritmo en ningún momento y te zarandea cariñosamente con algún que otro giro light para que no nos durmamos en un desarrollo puramente lineal.

Abrams mantiene con nota alta su capacidad de gestionar la acción, tanto al nivel de las personas como de los fenómenos espaciales, incluidas naves espaciales, con una preocupante tendencia por dejar al Enterprise hecho unos zorros cada dos por tres. La acción tiene por eje la relación entre Kirk y Spock (¿tiene nombre de pila?), alrededor de los cuales los demás personajes, para bien o para mal, ejecutan una coreografía de comparsas cuya misión es aportar las espitas cómicas o dramáticas que complementan y aligeran una narración con pretendidos tintes graves. Lo malo de esto es que referencias como el doctor McCoy, Scotty, Sulu o Chekhov acaban desdibujados a modo de parodias de unas personalidades llevadas al extremo para conseguir, con creces eso sí, un entretenimiento redondo.

Lo mejor de esta película es que satisface (a mí me ha pasado) a los que venimos siguiendo la estela de curvatura del Enterprise desde la serie clásica tanto como atrae a los meros curiosos. La cinta está plagada de referencias a los clásicos que quiero entender como un homenaje a la génesis de toda esta loca aventura, con las que he sonreído y me he emocionado. No quiero ni puedo decir más, porque sería entrar en el terreno de los spoilers, y hay que dejarse sorprender por todo lo que el tráiler no dice, que es bastante. Solo una pista: visitaremos Kronos para paladear un sorbito de lo que intuyo serán grandes momentos futuros de la franquicia.

Una mención especial a Benedict Cumberbatch, que interpretativamente se come a todo el elenco de actores con su método británico llevado a cotas de ensueño. Este hombre no es un actor, sino un portento que más vale que cuiden los productores, porque son aportaciones como las suyas las que dignifican una película tan desenfadada. Cuando la veáis, decidme si no hubiese sido un Spock de puta madre.

Después de ver 'En la oscuridad', tengo muy claro que iré a ver la siguiente que hagan, y así hasta que dure la racha, que espero sea tan larga como la que han gozado las películas clásicas. No digo nada y lo digo todo.
'Star Trek: En la oscuridad', el justo equilibrio entre el homenaje y el reclamo Reviewed by Omar El Kashef on 8:53 Rating: 5

2 comentarios:

Tremandur dijo...

Se empieza a hacer raro que aparezcan comentarios en los blogs, igual g+ tiene algo que ver.

Bueno a lo que venía. En un momento de descanso de mi singular cruzada contra la oscura y enmarañada relación bacteria-entorno (vamos, la tesis de los coj....) fui con mi novia a ver la peli. Hay que decir que es una persona abierta de mente, que me tolera eso de poner capítulos de una serie vieja y "trasnochada" e incluso alguno le ha gustado y todo.
Es una fan de Star Wars (a mi también me gusta, que conste) pero sobre todo es fan de J.J. Abrams. Desde que estoy con ella creo que me he tragado Perdidos un par de veces... la serie entera, las temporadas 3 y 5 ya no se ni cuantas veces.

Bueno, el caso es que le picó la curiosidad cuando vio que el director era Abrams y aproveché para encasquetarle la primera. Y le gustó, tanto que me preguntó cuando era la segunda para ir al cine.
Bueno, retomando... fuimos al cine y lo que me encontré fue una peli un tanto atrevida, con muchos guiños, con unos Klingons estéticamente muy molones, con más variedad de naves además de las Estelares, dándoles así más importancia y presencia y con un Khan muuuuuy creíble (quizás más que el original). Otra cosa que me ha gustado es que ahora, los mandos para abrir garajes solo incapacitas y los tasers (lasers o como quieran llamarlos ahora) tienen forma de pistola mortífera, mola.

¡Ah! por cierto, a ella también le gustó esta peli y sobre todo el rollito entre Spock y Uhura. Algo que a mi me chirría, pero bueno.

En resumen, que me encontré con algo que me ha gustado y que igual no me importaba comprar cuando salga, si ando bien de liquidez.

Omar El Kashef dijo...

La verdad es que se agradece el lavado de cara que Abrams le ha dado a la franquicia. Si una cosa ha conseguido es acercarla a un público menos afín sin sacrificar a los de toda la vida (que también los habrá que se quejen, claro). Con todo, temo ahora que deje la saga para dedicarse a Star Wars plenamente. Espero que pueda compaginarlas, porque su impronta es frágil y fácil de perder a poco que llegue otro. Y sí, los klingon han quedado chulos de pelotas :D

Un abrazo.

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