Reparto de geriátrico vs. reparto de guardería

El otro día leí en alguna parte una broma (quiero creer que lo era) sobre la posibilidad de que los actores de la primera trilogía de Star Wars participasen al menos en el Episodio VII que dirigirá J. J. Abrams. Hablaban de un reparto de geriátrico, con cierta connotación burlesca, incluso negativa, y eso me ha hecho pensar.

El cine no se diferencia de cualquier otro sector, donde si has cumplido el ecuador de la cuarentena ya dejas de ser útil para la industria. El negocio quiere carne joven, sexualmente apetecible y que comparta algunas de las deficiencias del público objetivo de casi toda cinta comercial, que suele ser adolescente, incómodo en su piel y enamoradizo hasta decir basta. Las críticas hacia el síndrome 'Crepúsculo' y toda la morralla que ha precedido venido después se suceden en las redes sociales y los medios especializados, pero el caso es que esa mierda vende. Alguien ha pensado que los actores con solera, con experiencia y más tablas que el arca de Noé no tienen tirón, y me parece que se equivoca.

Los actores más veteranos, como Hamill, Ford o Fisher, no solo albergan en la mirada el peso de una profesión dilatada y experiencias personales con las que nutrir a sus personajes (muchas veces dramáticas) que dan mil vueltas a bobaliconas como Kristen Stewart, sino una eficiencia demostrada a lo largo de un curriculum dilatado. Vale, Ford es un poco limitado, pero ¿cómo no estar de acuerdo con que Indiana Jones y Han Solo fueron los personajes que mejor calzó, como hechos a medida?

Al igual que alguien tuvo la idea de que la franquicia discurriese un poco más alejada de su padre y principal lastre (Lucas), se debería aprovechar la oportunidad para ir un poco a contracorriente y aprovechar las líneas argumentales que personajes y actores tan sazonados pueden proporcionar a la producción. No cabe duda de que los utilizarán como agentes de transición hacia sus hijos, nietos o sobrinos, las auténticas estrellas juveniles al estilo Disney Channel, pero creo que sería un error que se quedaran ahí. Para muestra la fiebre que siguen causando en las convenciones los personajes antiguos, su emulación en los cosplays y los debates que se desarrollan entre aficionados menos dados al sensacionalismo y necesitados de un poco de eso que hizo de la saga antigua la leyenda que hoy es: más intención y menos pixel; más corazón y menos espectáculo.

La ciencia ficción es un género cinematográfico aún por explorar desde la dignidad, y hasta que a los que manejan la pasta no lleguen a la conclusión de que se puede ser igual de eficaz desde la contención y la experiencia como desde el fuego artificial y el ardor juvenil, carecerá del empaque necesario para que muchos se la tomen realmente en serio. Por soñar...