Kyle XY

Ha nacido un nuevo sex symbol para las y los adolescentes. Pero al margen de consideraciones marginales y chorras, hoy he tenido el gusto de ver el estreno de la nueva serie de Cuatro, "Kyle XY". Ya la vendían como una serie que había roto en todo el mundo muchos esquemas y desde "Heroes" soy bastante susceptible a la curiosidad cuando me dicen cosas así.

El comienzo es prometedor. La historia empieza directamente en harina, con un muchacho de aspecto angelical que se despierta en un bosque envuelto en una solución gelatinosa, como si acabase de nacer o más bien de salir de una especie de incubadora. Kyle, como se le bautiza más tarde, es un recién nacido de 16 años. Formado, sano, fuerte, pero con el baúl de las experiencias en blanco.

Pero hay cosas que hacen de este muchacho algo extraordinario. Amén de su inocencia e ingenuidad típica de un crío que sale al mundo por primera vez y todo le parece asombroso, resulta que es un prodigio del aprendizaje. Hace puzles de mil piezas en dos minutos, dibuja golpeando las ceras en el papel, como si de píxeles se tratara, verdaderas fotografías de lo que recuerda, entiende las matemáticas como quien hace una o con un canuto y no duerme (al menos los diez primeros días de... ¿vida?).

El caso es que una psicóloga experta en casos especiales se lo lleva a casa y enseguida se gana a la familia. Sin embargo, sus proezas no se limitan al campo intelectual. Llegado un momento de "amenaza", hace gala de unos reflejos prodigiosos y una potencial capacidad de combate que hiela la sangre, eso sí, siempre con esa cara de no saber lo que está haciendo. Mi mente ya se ha puesto a cavilar, y me estoy imaginando un laboratorio donde clonan a soldados perfectos y uno se les ha escapado... Deformación friki, supongo. El trasfondo inquietante se remata con la extraña presencia de un tipo en una camioneta que parece seguirlo a todas partes. La verdad es que el tío no encaja con la camioneta, pero es una promesa de intrigas futuras (los guionistas tienen la lección bien aprendida). Ah, se me olvidaba, Kyle no tiene ombligo.

Hasta aquí puedo leer. Recomiendo a todo el mundo esta serie que a ratos te deja la boca abierta y a ratos te hace reír como loco. Muy buena elección para pasar las noches de los miércoles.