El orfanato... de ideas

Poco a poco, el cine español va dando pasos para salir de su cueva de autocomplacencia y complejo de inferioridad. Autocomplacencia porque jamás vi caterva de prepotentes culturales como en los Goya, conscientes o inconscientes de pretender parecerse a todo lo que viene de Hollywood para luego criticarlo como cine postizo. "Aquí hacemos arte", suelen decir cuando se les sonroja con comparaciones que para ellos son más odiosas que nunca. Complejo de inferioridad porque en el fondo están deseando dar el salto del gran charco, emular su glamour (discutible), sus alfombras rojas, sus galas y su excentricidad... de todo, menos hacer buen cine.

El Orfanato es uno de esos ejemplos de intento de aperturismo, emprendido por pequeños niños prodigio como Amenabar y no sé quién más. Se trata de una producción joven, de novatos, llena de ilusión por hacer algo distinto a la chabacanería a la que se nos tiene acostumbrados desde las trincheras de los amigos de la SgAE. Es digno de aplaudir, al menos para quienes no gustamos de las pelis repetitivas: comedias de enredo, dramas urbanos, cuernos, tetas, sexo gratuito... cine español de bandera, vamos. Pero alguien debería decir a estos jóvenes ilusionados que lo que estan haciendo, con tanta convicción de que innovan, es lo que en el extrabjero ya se ha hecho hace años. O sea, que seguimos con el problema de que la única referencia de todo lo que hacemos somos nosotros mismos. Es novedoso para nosotros habría que añadir, pues.

El Orfanato es una peli de fantasmas, de una casa grande y unos inquilinos. Sin embargo, tras verla, no llegué a comprender por qué tanto lío con sacar al director a hombros ni meterle no sé cuántos minutos de ovación cerrada. Sí, da sustos, te tiene en tensión insinuándote que va a pasar algo, para que al final no pase... o sí (el viejo truco de los buenos cuentos de terror), pero la peli no pasa de ser correcta y el argumento manido hasta más no poder. Belén Rueda se sale, eso sí, los críos muy bien, pero poco más. Es de esas pelis que dan la sensación de presupuesto limitado. Apenas hay personajes y las situaciones están muy circunscritas al "set" de rodaje. Ya sé que la historia no pide más, pero no sé... Es la sensación que queda cuando la ves. No ves personajes de fondo, sino extras.

Yo sigo esperando innovación y algo que me deje loco. Me habían dicho que el final era magistral, y yo me lo perdí, o no lo ví. Si he de elegir, me quedo con Los Otros. Mucho menos cansina (que esta lo es a ratos) y con un final verdaderamente de los que te dejan de todo menos indiferente.