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'Celda 211', aún cabe la esperanza

Por Avatar

Bien saben los que me conocen que el cine español, en general, no me gusta. Nunca he entendido, y sigo sin entender, que con esto del arte (o la industria del arte) haya que ser activista, haya que "apoyar" algo por el mero hecho de que se haga en el mismo país donde naciste o porque sea tan mediocre, recurrente y poco imaginativo que dependa de las simpatías, sustantivadas en subvenciones y cuotas de pantalla de instituciones y espectadores. Porque creo en la excelencia, y no en el dogma, pienso que el cine español tiene innumerables asignaturas pendientes que ha de solventar si quiere salir del pozo, reconociendo que no podremos pasarnos toda la vida tendiendo la mano para que media docena de instituciones te den una limosna con vistas a hacer lo mismo de siempre, sin riesgos, sin ambición, sin visión.

Sin embargo, 'Celda 211' es de esas películas que dejan camino a la esperanza de que el cine en España salga de la introspección endémica, el enredo amoroso, las tetas, las drogas, el drama social y la guerra civil, hacia un terreno que nos es aún algo desconocido y en el que nuestros vecinos (Francia e Inglaterra sobre todo) nos llevan una buena ventaja. Abre paso a la esperanza de que la industria (que insiste en no llamarse así) deje de obviar el clamor popular de los que vamos a dejarnos el dinero a las salas y satisfaga una demanda que, con películas como ésta, queda patente y evidente. Las salas no se llenan para ver cine comercial por casualidad, pero a algunos les cuesta pillar la pista. Parece algo evidente, pero se me antoja que más de uno aún no se ha enterado y cree que las películas españolas pierden espectadores año tras año porque son unos incomprendidos, buscando lo que no tienen en decretazos y legislaciones que no hacen sino aumentar el divorcio entre la gente que quiere entretenerse sin padecer y la "industria.

Esta industria es, en muchos aspectos como el rol: llora mucho y no sale de lo que sabe hacer, ya sea porque le da miedo probar cosas nuevas o porque sencillamente no tiene la menor idea de cómo se hacen. Y de roleros va la cosa, pues Daniel Monzón, al que conocí como crítico de sobremesa de TVE y posteriormente por la olvidable 'El corazón del guerrero', lo es. El director siempre ha admnitido jugar a rol, afición que intento dignificar y dar a conocer con la película antes mencionada, lo cual es de agradecer (aunque el resultado, creo, lejos de sacarnos de la cueva, nos hundió más en ella) y es más de lo que muchos que viven de ello hacen.

'Celda 211' representa la lenta y continuada maduración de un director con muchas ideas y ganas de plasmarlas con más solvencia y menos sensacionalismo que otros colegas del gremio. Con un estupendo elenco de actores adapta la novela de Luis Gandull, que plantea la historia de Juan Oliver (interpretado por un increíble Alberto Ammann, al que desconocía por completo), un joven funcionario de prisiones que el día que decide visitar la prisión donde trabajará tiene la mala suerte de verse atrapado en un motín de presidiarios, encabezados por Malamadre (al que encarna un salvajísimo y magistral Luis Tosar). Desde el primer momento, se nos sumerge en una frenética trama que se sustenta en mecanismos narrativos sencillos y no por ello menos eficaces, haciéndonos sentir como si estuviésemos allí, entre la peor ralea de los presidiarios. A ello contribuye un profundo conocimiento de los códigos que rigen en las cárceles, el vocabulario y la naturalidad de un guión que sostiene sin fisuras la historia. Mediante breves flashbacks iremos conociendo la historia de Juan Oliver y seremos testigos de cómo puede transformarnos el instinto de supervivencia, hasta el punto de que el funcionario se hará pasar por un interno recién llegado al presidio.

Si el guión es el cemento que todo lo mantiene cohesionado, los ladrillos son los actores, estupendos todos ellos, desde el último de los secundarios hasta el propio Tosar, pasando por un inquietante Carlos Bardem, apodado Apache, y que interpreta a líder de los colombianos de la cárcel (impecable acento incluido). Si algunos de los rostros que salen en pantalla no nos resultasen familiares, hubiésemos jurado que se contó con presos de verdad para la realización de la película, tal es la perfección del tono y la cadencia de todos y cada uno de ellos. Volviendo a Tosar, nunca tendré sombreros suficientes que quitarme ante su capacidad de transformación en el personaje que se le presenta en el guión. Para la ocasión echa mano de todos los trucos del actor del método, transformando de forma casi mágica todos los detalles de su persona hasta convertirse en Malamadre (apodo donde los haya): la mirada, el cuerpo (trabajado y endurecido, pero sin aspavientos), la voz (ronca y rota como ella sola, pero no por ello menos autoritaria) y la propia estética (recia, muy recia e inquietante). Luis Tosar es de esos tesoros que tenemos que mimar en este país y exportarlo sólo si su talento no se verá comprometido, porque, seamos sinceros, dejaría a más de un ganador de Oscar en la cuneta con sólo una mirada.

Lo que 'Celda 211' quiere transmitir con su ritmo medido, al grano y sin superficialidades, es que el bien y el mal no son cosas inequívocas, sino que dependen en capital medida del entorno y el contexto en el que se den. Las prisiones son una microsociedad que se rige por sus propias reglas, y allí se puede encontrar tanta bondad como maldad, tanta inquina como compañerismo y tanta bajeza como nobleza. Así, del miedo inicial que se nos mete en el cuerpo, nos vamos acostumbrando a la dureza, a la barbarie, a la ley de talión, hasta el punto de identificarnos con los internos y ver a los funcionarios de prisiones (impresionante Resines, por cierto) con otros ojos (entornados y suspicaces). Es, en suma, la historia de la enorme capacidad que tiene el alma humana de viajar hasta las simas de la oscuridad por sobrevivir o, llegado el caso, por no tener nada más por lo que mantenerse viva. La película no juega, como suele ser el caso en Estados Unidos, a moralizar o dar lecciones. Deja que cada espectador saque sus propias conclusiones y no cae en la trampa del final perfecto al que Hollywood nos tiene acostumbrados.

En definitiva, una película que pide más de un visionado para deleitarse con los matices que nos regalan los actores gracias a su enorme talento y que nos hace albergar esperanzas, como dije, de que en España se pueda hacer un cine de entretenimiento sin renunciar del todo a la reflexión; un cine bien medido, bien acompasado y narrado. Ojalá cunda el ejemplo.


'Celda 211', aún cabe la esperanza Reviewed by Omar El Kashef on 12:06 Rating: 5

2 comentarios:

Delfos dijo...

Pues no me había llamado demasiado la atención, pero después de leer tu reseña me entran ganas y todo. Veremos cómo evoluciona el cine, según dices, con esta película da un gran paso adelante, y es de agradecer.

Omar El Kashef dijo...

Pues me alegra mucho saber que la reseña ha hecho que te replantees cosas. Creo que si vas a verla no saldrás defraudado. Ya me contarás ;)

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