'Chronicle', una aproximación realista al fenómeno de los superpoderes

'Cloverfield' hizo mucho daño, las cosas como son. Da la sensación de que el cine ha alcanzado unas cotas de inverosimilitud que nos deja indiferentes en cuanto arrancan los títulos de crédito. Cuanto más efecto especial, mejor, aunque se note a la legua que es un postizo digital lo que nos quieren hacer pasar por algo realista. Es más, parece que de un tiempo a esta parte no se molestan (salvo honrosas excepciones) en que el efecto pase desapercibido. ¿Qué fue de eso de que los efectos especiales han de estar al servicio de un guión y no al revés? Da igual, seguirán buscando razones para la crisis del cine en todas partes, menos donde deben.

Digo que hizo mucho daño porque, así por lo bajo, el falso documental/vivencia dramática de Abrams ha ido regando un campo al que se han apuntado los alumnos aventajados del cine del nuevo siglo, como Blomkamp con su 'Distrito 9' (pobre bruja de Blair, que nadie se acuerda de ella). Y no les culpo, porque al menos en mí han conseguido que el formato de vídeo casero me acerque más a la acción, por muy inverosímil que sea. Y eso han debido de pensar los responsables de 'Chronicle', una película que se acerca mucho a la serie de 'The Misfits' para narrarnos el lado menos noble de los superpoderes.

Porque, seamos honestos, ¿quién demonios se iba a creer que si descubrieras que puedes dominar ciertas fuerzas de la naturaleza serías tan necio como para poner tu pellejo en riesgo para salvar a una caterva de humanos desagradecidos? Hace tiempo que el maniqueísmo del bien y el mal me aburre. Necesito ver un atisbo de la pureza causal que rige nuestras vidas en un relato tan ambicioso filosóficamente como es el de los superpoderes.

Así que digamos que un puñado de adolescentes reciben un don; el de hacer casi cualquier cosa a voluntad. Si ya son peligrosos con un ciclomotor y una bolsa de Mercadona llena de licores y coca-colas, ¿qué podemos esperar cuando ven que pueden arrugar un coche con un gesto de los dedos? Son estas exploraciones del tópico de género las que quizá traigan un soplo fresco a la narrativa, ya anquilosada, que nos deja indiferentes en la butaca del sofá. Como poco, le seguiré la pista.