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El Caballero Oscuro, cuando la leyenda se perpetúa


Puede que esté de moda meterse con las sensaciones del momento, pero me temo que esta vez voy a pecar de aburrido. Porque está claro que la tercera película de la adaptación de Batman al cine desde el prisma de Nolan es la sensación cinematográfica del momento y porque me ha encantado.

Lo que hace grande una historia no es tanto qué cuentas, sino cómo lo haces. Desde la primera aparición de este verdadero Caballero Oscuro en pantallas tras el agotamiento de las anteriores versiones circenses, su director se las arregló para disipar cualquier duda surgida del prejuicio. Las claves eran muy sencillas: traer lo estrafalario a la verosimilitud y hacerlo tomándose el tiempo suficiente para narrar una historia. Las prisas son malas consejeras, por mucho que hoy nutran la base de una terrible mayoría de producciones.



Rising (no me gusta eso de la Leyenda Renace) sigue escrupulosamente las pautas de sus antecesoras y se presenta desde los primeros títulos de crédito como una flor que va abriendo sus pétalos de uno en uno, poco a poco, casi haciéndose de rogar, a medida que presenta un tablero y coloca sus piezas. Como digo, la verosimilitud y lógica contextual que impregna la cinta hacen el resto, siempre en brazos de un guión que da personajes adictivamente  creíbles y solventes, en gran medida gracias a la calidad interpretativa del reparto. A Rising hay que entenderla dentro de un contexto que no ha dejado de evolucionar al albur del propio Bruce Wayne y sus humanas etapas, desde un optimista principio como antihéroe enmascarado, pasando por la asunción de una realidad más dura de lo pensado en un inicio con 'El Caballero Oscuro' y la necesaria reformulación y reinicio desde las propias cenizas para cerrar un círculo. Un círculo que, por cierto, Nolan tenía perfectamente planeado desde el primer fotograma de la primera película.

Lo que aporta esta visión del cómic de DC, con sus pertinentes licencias, es la perspectiva humana de todos sus personajes, alejándose de esa otra más maniquea en la que es tan fácil caer cuando enfrentamos en una historia conceptos tan equívocos como el bien y el mal. Todos los personajes de esta Gothanm tienes luces y sombras, una verdad que ves refrendada en la increíble mirada de Bane, el villano de la ocasión, hacia el final de la cinta. El caso es que, llegando a lo más hondo de las almas de los personajes y sus motivaciones, Nolan consigue el difícil efecto de mantener en vilo al espectador, negándole el privilegio de no llevar la congoja y la piel de gallina a lo largo de las más de dos horas de metraje. Sólo así puede un realizados hacer que un tipo disfrazado de murciélago y otro con una máscara no caigan en el ridículo.


Catwoman, a la que afortunadamente nunca se refieren por este apelativo, era otra de mis dudas, especialmente por la elección de Anne Hathaway para encarnarla, que veía demasiado edulcorada pro culpa de mis propios prejuicios. Pues bien, me ha dejado mudo a base de puro talento. Ella ha conseguido, por fin, que nos quitemos de encima ese cliché de mujer gato que arrastrábamos desde tiempos inmemoriales, para acercarnos a una versión mucho más acorde con la idea original. Soberbia.

Bane, el malvado interpretado por un irreconocible Tom Hardy (se ha puesto cuadrado), no tiene nada que envidiar al Joker de la segunda entrega, dotado por el guión de una personalidad que pedía a gritos una capacidad interpretativa rotunda. Pocas veces he visto tanta expresividad exhalada sólo por los ojos y el lenguaje corporal, amén de unos diálogos rotundos y categóricos, conjugados con el detalle estético de una voz particular. Casí parecería que Batman era lo de menos en la película, ya que los pesos están tan bien repartidos que el relato acaba siendo una obra coral donde cada cual, hasta los secundarios con cameos de lujo, brillan con la misma fuerza del protagonista.

Rising tiene un ritmo sostenido, nada apresurado, pero tampoco lento; el tempo justo en definitiva para contar una historia con varias capas y giros constantes. Y es que no hay nada mejor que complicar una y otra vez la situación, planteándose el film un desafío a sí mismo y la duda en el espectador de cómo se resolverá finalmente ese puzzle tan concurrido. Pues se resuelve, y vaya si lo hace, en uno de los mejores finales que recuerdo haber visto en una sala de cine. Nada sobra, nada falla, y se cierra el círculo que empezó con ese joven Wayne vagando por unas montañas heladas hasta dar con la Liga de las Sombras.

La trilogía del Caballero Oscuro ha de entenderse como un continuo, un relato global que sólo así puede ser entendido y que nos invita a ver el periplo interior de un personaje tan rico como torturado por su pasado y las consecuencias en todos los que le han acompañado, siguen haciéndolo o se han ido. Lo bueno es que al final la parafernalia, los disfraces, el efectismo, es lo de menos, porque se trata de auténtico cine hecho desde la carne y el hueso de los personajes, demostrando que la ficción de entretenimiento no está reñida con la profundidad de miras. Sólo así se entiende que uno salga del cine con la sensación de haber sido muy bien tratado, con ese nudillo en el estómago que no te acaba de abandonar hasta pasadas unas cuantas horas. Entiendo que sólo los genios pueden hacer que parezca fácil, y a mí esta trilogía, con este broche, me parece una genialidad en toda regla. Ojalá la industria tomase nota y más siguiesen esta senda. Así no dolería tanto pagar lo que cuenta una entrada.

Se terminó. Ahora toca revivir pasadas experiencias y soñar con lo próximo que nos traiga Nolan. Y, lo mejor, se ha dignificado a un personaje que llevaba demasiado tiempo maltratado por el cine.
El Caballero Oscuro, cuando la leyenda se perpetúa Reviewed by Omar El Kashef on 11:57 Rating: 5

2 comentarios:

El poderoso Crom dijo...

Bane...me jode, y mucho que todo su mensaje, su capacidad de mando, el rollo de genio político y ultraterrorista se queda en nada en los últimos minutos. Cuando se desvela que es solo un pelele.

SPOILERS

Creo que la cinta hubiese quedado mucho mejor si no hubiesen seguido con el rollo de atomización si o si, que Batman libera Gotham de una dictadura que anuncia,o puede anunciar, el fin del ciclo político social actual y no de una amenaza de vaporización pase lo que pase. No sé si me explico.

Omar El Kashef dijo...

A mí también me chocó un poco cómo se deshacen de Bane, pero me quedo con el sabor general que me ha dejado la peli, que sigue siendo excelente :)

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