Casting de jugadores

El otro día se produjo un interesante debate en G+ sobre los aspectos que conlleva crear los personajes junto con los jugadores antes de iniciar la partida o llevarlos ya generados para empezar a jugar inmediatamente. Obviamente, cada enfoque tiene sus ventajas y desventajas. A ojo, diría que lo bueno de generar los personajes junto con los jugadores conlleva una mayor implicación psicológica entre ambos, y la identificación efectiva del jugador con el papel que va a desempeñar porque él mismo lo ha ido escogiendo en el proceso. Esto, a su vez, implica un esfuerzo ya no tanto de interpretación como de consecuencia con el personaje. Aunque suene evidente, a veces hay que recordar que llevamos personajes que no somos nosotros mismos (salvo excepciones) y no tendrían por qué tomar las mismas decisiones que nosotros. Sus códigos morales o prioridades a veces nada tienen que ver con los nuestros, y más aún si la crónica transcurre en épocas mucho más duras que la nuestra.

Pero, claro, muchos jugadores no tienen ese enfoque del personaje y lo prefieren emplear como un vehículo de puro entretenimiento y excusa de arrojar dados, como un coche de choques, que sirve para lo que sirve y punto. Aunque no es mi opción preferida, es tan legítima como cualquiera, y cabría preguntar si de verdad este tipo de jugador aprovecharía realmente una sesión de creación, o si preferiría ir directamente al grano. Está claro que llevar los personajes hechos tiene precisamente esa ventaja: entrar directamente en harina sin mucho preámbulo.

Dicho esto, la conclusión inmediata es que hay tantos tipos de mesa posibles como jugadores y directores en el mundo, lo cual implica un necesario equilibrio por parte de éste en función de quiénes van a componer la mesa. ¿Son todos jugadores con vis interpretativa o prefieren macharse a tirar dados sin más? ¿Son novatos que no tienen muy claro eso de crear personajes y prefieren ir al grano, o quizá les ha picado la curiosidad de pasar todo el proceso, desde el nacimiento de su alter ego, hasta su interpretación en el momento del juego? Todos hemos sido nuevos en esto y sabemos qué nos impulsaba a jugar: empatía, pues.

Por si no lo teníamos claro

Mi primer personaje fue un aventurero de Rune Quest al que le venía todo dado, incluida la espada bastarda, que no entendía muy bien si se llamaba así porque no se sabía nada del herrero que la forjó y la encontraron tirada en un callejón. En fin... Lo importante es que el director tenga la idea clara de cómo quiere afrontar la crónica y casi diría que adaptar la mesa a sus necesidades. Digo esto porque creo firmemente que si un director se divierte, la mesa se divertirá más. Así que lo interesante (y el desafío) está en pensar qué queremos contar, cómo queremos hacerlo y a quiénes podemos relatárselo de la manera más eficaz. Quizá sí sería interesante, pues, hacerse un casting mental de los colegas que queremos en ciertas crónicas y agruparlos en función de la mayor eficacia posible. No trates de meter en la piel de un torturado vampiro a un munchkin del dungeoneo, porque una de dos, o se aburrirá él o tergiversará el espíritu del juego hasta convertirlo en algo que ni el director ni los diseñadores del juego pretendían. Y viceversa también, vaya.

Yo sigo preparando mi partida para jugadores novatos (100% novatos, salvo mi señora, que algo sabe ya), y no paro de darle vueltas a quién de mis múltiples conocidos interesados proponer la idea que llevo en mente para que no se aburra. Mi intención es crear los personajes desde cero para que se impregnen en todo el proceso, y eso implica escoger a quién creo que puede gustarle más y descartar para otra sesión, con otro enfoque, al que menos. O sea, que hay que conocer a los potenciales jugadores antes de meterles un cañonazo del que no sabemos si levantarán cabeza.

Sí, creo que si no tratas con tu grupo habitual con frikis de toda la vida a quienes no tienes que explicarles qué es un dios primigenio o un Mecha, la labor de capo previa a ponerse a tirar dados es tan importante como la partida o la campaña en sí.