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Rogue Trooper, ese gran olvidado

Hace cosa de veinte años (sí, veinte) conocí de la mano de un buen amigo una colección de comics de 2000 AD con este nombre. Era una época de guerra fría, bloques enfrentados y una mentalidad colectiva especialmente sensibilizada por la guerra entre grandes conglomerados político económicos. Sin embargo, el comic que me ocupa trascendía los estereotipos de una época, haciéndose válido para cualquier caricatura de la condición humana en cualquier momento de su historia. Y es que, como decía el propio Rogue: "la mayor de las bromas es la guerra misma".

Rogue Trooper cuenta la historia del personaje de este mismo nombre, uno de los temidos integrantes de la Infantería Genética, un cuerpo militar que fue diseñado para decantar las permanentes tablas en que habían derivado la larga guerra por el planeta Nu Earth. Tanto habían pugnado los norteños y los sureños por el dominio de este vital planeta cercano a un agujero negro estratégico, que la atmósfera se había vuelto venenosa por el uso de las armas químicas y bacteriológicas. Cualquiera que quisiera pasear por su faz, debía llevar una escafandra y una carga de oxígeno, o de lo contrario moriría a los pocos segundos de inhalar el aire lleno de ácidos. Lo mismo con los mares, los ríos y cualquier otro recurso natural. La fauna ha perecido o se ha adaptado en grotescos ejemplos de monstruosidad.

Los soldados genéticos, sin embargo, no necesitan protecciones. Pueden respirar el aire envenenado de Nu Earth, su piel, de color azul, es invulnerable a los ácidos de los mares y sus ojos son capaces de aguantar y ver mejos que cualquier ser humano corriente. El desembarco de la Infantería Genética se produjo en la Zona de Cuarzo, lugar en el que los sureños esperaban asestar el primero de una serie de golpes fatales a sus enemigos. Pero algo salió mal. Las tropas norteñas les estaban esperando, y mientras los GI caían desde la órbita en sus cápsulas individuales, los norteños no tuvieron más que practicar el tiro al pato. Los pocos que sobrevivieron plantaron cara sobre el terreno, pero al final la promera hornada de soldados genéticos se extingió antes siquiera de mostrar sobre el terreno aquello de lo que era capaz. Bueno, todos menos uno.

Rogue Trooper se salvó y ahora tiene la fortun o la maldición de recorrer los páramos y las ciudades polvorientas de Nu Earth en busca de respuestas. A sus oídos ha llegado que un traidor les vendió, y ahora no ceja en su empeño para encontrarlo y vengarse de él. Para los sureños (su bando) es un desertor que no atiende a órdenes y para los norteños es una pesadilla a la que hay que dar caza.


Pero Rogue no está solo. Lleva literalmente encima a los que fueron sus tres compañeros de pelotón: Gunnar, Bagman y Helm. Por fortuna él estaba allí cuando murieron, y pudo extraerles su chip de personalidad impresa y colocarlo en las respectivas ranuras de sus tres piezas de quipo fundamentales: la mochila (Bagman), el casco (Helm) y el fusil de asalto (Gunnar). Así, Rogue, acompañado de sus compañeros, encarnado en el metal de su equipo, forma un pelotón de uno y nada le impedirá vengar a todos los hermanos caídos en la Zona de Cuarzo, caiga quien caiga por el camino.

Rogue Trooper acaba de reeditarse en España de la mano de Ediciones Kraken (pondría el link, pero no funciona) y creo que es uno de los comics que más han merecido y merecen la pena. Si no lo tienes, ya tardas.
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Rogue Trooper, ese gran olvidado Reviewed by Omar El Kashef on 0:03 Rating: 5

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