30 días de oscuridad (opinión)

Al fin se hizo la oscuridad. Bienvenidos a Barrow, la localidad más septentrional de los Estados Unidos, un lugar de idílicos paisajes polares y naturaleza en estado puro, donde la nieve lo cubre todo y el sol se intuye rosado entre pertinaces nubes. Sus escasos habitantes son como una gran familia, con sus casas, su comisaría con dos agentes de la ley, sus industrias (a saber cuáles son) y su lema: "Nosotros vivimos aquí porque nadie más puede hacerlo". Pero Barrow tiene un pequeña peculiaridad, y es que una vez al año la noche se alarga todo un mes. Esto nos sitúa en el marco ideal para que llegue el aderezo turístico que faltaba: una cuadrilla de vamipiros hambrientos que se frotan las manos ante la perspectiva de una barra libre de sangre durante 30 días (o noches).

Dicho esto, ya se ha contado el 80% de la película. No os confundáis, por ello no quiero decir que sea mala o previsible... Al menos no tan previsible como tantas otras del género. Sin ser un punto de inflexión en el mismo, "30 días de oscuridad" tiene unas innegables virtudes, resumibles casi todas ellas en que se pasa uno de esos buenos malos ratos, no sé si me explico.

Se trata del típico drama o thriller de situación con una serie de personajes bastante marcados y que nos invita a jugar a la quiniela de quién vive y quién muere. Sin embargo, a diferencia de otras películas similares, la cosa no se queda ahí, sino que se pone el acento en el agobio, profundo agobio, de sentirse presa de una sangrienta cacería, con la escalofriante perspectiva de que te va a tocar sobrevivir durante 30 jornadas si quieres poder contarlo. "30 días" ha sabido reunir lo mejor del género de los zombis con el morbo de los vampiros. Lo primero se manifiesta claramente en la sensación de armagedón en una sola noche, en la que todo el mundo es pasado a colmillo y el pueblo se convierte en un fantasma de casas al más puro estilo "Silent Hill", con criaturas que merodean en sus rincones en busca de un bocado freco. Lo segundo, obviamente, se debe a la presencia de vampiros, pero unos vampiros que huyen como de la luz del cliché glamuroso de esos chupasangres de clase alta y gustos refinados. Si en "Entrevista con el vampiro" casi daban ganas que Brad Pitt o Tom Cruise nos sorbieran la vena, aquí da verdadero pavor dejarse atrapar por seres que más tienen de animal predador que de inmortal snob, y que jugarán contigo y con tus esperanzas mientras te dejas inundar por la certeza de que vas a morir, quedándo una única esperanza: ojalá sea rápido y duela poco.

La adrenalina se dispara y el instinto de supervivencia se agudiza en una película que abunda, y a veces se excede, en el morbo de la caza y la muerte. No hay reparo moral que valga, siempre que se transmita el morbo de las muertes tremendas de digerir, al igual que algunas de las secuencias, sólo aptas para mentes muy librepensadoras y estómagos con pocas palomitas.

Definitivamente me lo he pasado muy bien con estos vampiros que, salvo la apariencia general, apenas tienen ya nada de humanos. La verdad es que es acertado el retrato que hacen de unos seres que llevan siglos envueltos en la oscuridad, cazando seres humanos para sobrevivir (si es que se puede emplear esta palabra con ellos). Sus facciones se transforman obscenamente, sus ojos pierden todo atisbo de compasión, humanidad o remordimiento... Son seres que han sucumbido completamente a la bestia (como se diría en argot rolero), pero que no han perdido la astucia del buen cazador: aisla, acaba con el suministro eléctrico y las comunicaciones. El resto es comer y comer.

Salvo por algunas secuencias un poco fuertes de más, la película no se hace pesada y te mantiene en ese agobio que me recuerda a "El amancer de los muertos", en ese centro comercial del que al final huyen para cruzar una ciudad apocalíptica, desierta, pero con los vestigios de una civilización desaparecida por doquier. Vamos, que consigue bien su cometido y al final te deja tirado en la butaca, tratando de digerir todo lo que has visto. Ah, y olvidaos de los bellos colmillos vampíricos... Aquí las sanguijuelas vienen con dentadura al completo, y vaya dentadura...