Arnal Ballester gana el Premio Nacional de Ilustración
El ilustrador barcelonés ha sido galardonado con el Premio Nacional de Ilustración por su trayectoria profesional, que arrancó allá por los setenta. Esto habría pasado desapercibido para este blog de no ser porque Ballester fue quien dio imagen a Joc Internacional (todos recordamos las llamativas ilustraciones de 'Aquelarre').Si bien no lo viví en persona, pues en aquella época estaba más ocupado yendo a las tiendas que estando pendiente de las trifulcas internas del mundillo, hay que recordar que Arnal padeció en sus carnes la caída en desgracia de Joc por sus errores propios y por el empujón definitivo de la mente colmena de La Factoría, tiempos en los que era menester embadurnar de descrédito la obra de un dibujante de aquí para ensalzar la estética de un, pongamos, Mundo de Tinieblas que debía prevalecer a cualquier precio. Lástima, porque gente como Arnal es la que dignifica la afición que nosotros mismos nos empeñamos en mantener encerrada en la cueva del goblin. De nos ser por aquellos amargos años de cainismo caníbal, quizá hoy podríamos contar con "un grande" relacionado con esto del rol, y no solo a un gran artista que omite, con razón, su paso por la ilustración de juegos.
Enhorabuena Arnal, y que la fortuna te siga sonriendo.
Arnal Ballester gana el Premio Nacional de Ilustración
Reviewed by Omar El Kashef
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2 comentarios:
Ballester no me gustaba en la época en que LFI y sus secuaces lo despellejaban, pero siempre me pareció una propuesta innovadora, y de quedarme con algo me quedo con su trabajo en Almogavers, más que con Aquelarre.
Bueno, el tiempo nos pone a cada uno en su lugar, supongo, y me alegro por Arnal y le alavo el gusto de no recordar su paso por el rol, porque lo apedrearon.
A mí tampoco me cautiva su forma de ilustrar, pero es innegable que su estilo es muy personal y que estaba llamado a cotas más altas que el rol. Suscribo su buen gusto al no mencionarlo en ninguna parte. Eso sí, alguna parte del rol sí que se acuerda de él, porque nos trae a la memoria una época distinta y, hasta cierto punto, añorada.
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