'Distrito protegido', lo nuevo de Damon y Greengrass

Por Avatar

Mucho se ha escrito acerca de los oscuros motivos que subyacen tras la guerra de Irak, uno de los episodios recientes más vergonzosos para las llamadas democracias liberales y su forma de exportar su modelo político a países que, por órbita cultural o estadio de desarrollo, no están listos para entender la vida como el bwana occidental.

El cine y la televisión han intentado abordar este tema, con series como 'Generation Kill' o 'Red de mentiras', de Ridley Scott, pero no podemos olvidar que el cine estadounidense está hecho por y para su propia sociedad, un público apto para un consumo limitado de verdades, por necesarias y duras que sean. Siempre he dicho que a un pueblo sin apenas Historia no se le pueden dar cucharadas de ésta, sencillamente porque no están listos para admitir que el mundo existía antes que los Padres de la Nación. Películas como 'El reino de los cielos' o 'Gladiador' son un claro ejemplo que para atraer público de este corte, hay que envolver la Historia con un manto de entretenimiento que casi siempre se aleja del análisis en profundidad o, siquiera, el rigor histórico.

Con 'Distrito protegido' no espero ni más ni menos que lo que se nos ha dado hasta el momento. Paul Greengrass ha demostrado ser un extraordinario realizador de cine de acción con las películas de Bourne, y no creo que vaya a dejar de lado la fórmula que le ha dado tanto éxito para hurgar en la ponzoña que a buen seguro inunda las cúpulas políticas del imperio estadounidense. No creo que vaya a poner el acento en el peculiar sistema de lobbys americanos, que viene a ser la institucionalización de una corrupción bien vista y necesaria para que las ruedas del poder sigan girando. Eso se lo dejan a los pseudodescastados de Hollywood, como Michael Moore, que, por mucho empeño que le pongan, no dejarán de arañar la superficie del coloso que les hace sombra.

Volviendo a 'Distrito protegido', siempre nos quedará disfrutar de un excelente plantel de actores, un director capaz de una producción dinámica y atractiva y un rato de reflexión light a cuenta de uno de los temas que más deberían preocuparnos de nuestra Historia contemporánea y que, estoy seguro, en los anales quedará marcado como el principio del declive de uno de los mayores imperios que ha conocido este mundo. Al menos nadie podrá discutir que el tema de la privatización de la guerra (que aquí se trata, aunque quizá de manera demasiado superficial) ha supuesto uno de los mayores cambios paradigmáticos de la geopolítica, metiendo en el mismo saco incierto y nebuloso los papeles del Estado, los ejércitos y los organizaciones privadas de seguridad. Es algo que sinceramente me apasiona en tanto que supone un cambio fundamental en nuestro mundo y se produce a ojos vista. 

Perorata política al margen, ¿os gusta el trailer? A mí me parece una versión ligera de las coordenadas de Bourne, sin amnesia, pero con el estribillo habitual del hombre justo contra el mundo. No por repetitivo va a ser más aburrido. Yo seguro que voy a verla.