'13 Balas', vampirismo para adultos

'13 Balas' parte de una premisa sencilla: la existencia de los vampiros es un hecho admitido por las autoridades y, oficialmente, se extinguieron a los años 80, cuando el agente del FBI Arkeley mató a los últimos en su propio nido, pagando por ello un alto precio en cuerpo y alma. Sin embargo, veinte años más tarde parece ser que las conclusiones eran demasiado optimistas. La agente de carreteras Caxton se verá envuelta en un violento estallido de violencia que obligará a reconsiderar la extinción de estos depravados seres.

Esta novela es la primera de una serie que ha escrito David Wellington entorno al concepto de los vampiros y el metamundo que los rodea. A priori esto podría pesar en contra de la obra, ya que en los tiempos que corren tenemos vampiros hasta en la sopa, descafeinados y memos como los de la saga 'Crepçusculo' o excesivamente sexuados como los de 'True Blood'. El caso es que Wellington ha conseguido dorar a su imaginería de carácter propio con este inicio de saga (tengo pendientes todos los demás), y para ello recupera los puntos cardinales del vampirismo más primitivo y elemental. Lejos de esos seres glamurosos y amantes del lujo y las comodidades, los chupasangres de esta serie son criaturas pavorosas en aspecto y actitud. Transformado su cuerpo en algo espantoso, con una boca repleta de dientes afilados, como las de los tiburones, y una fuerza descomunal, se nos presentan como criaturas despiadadas, asesinas, no tanto animales como realmente inhumanas. Para ellos no hay nada más sagrado que la saciedad de su apetito, caiga quien caiga.

Teniendo esto claro, se entenderá entonces el tono general de la estética que impregna toda la historia. Lo que en un principio parece una investigación corriente, acabará derivando en el papel central de Caxton, la protagonista que descubre ser objeto de un especial interés de los vampiros que quedan en Estados Unidos. Hay algo en su naturaleza, en su sangre, que despierta algo mucho más escalofriante que el hambre. El relatod e Wellington está salpicado de sugerentes guiños a una realidad mucho más amplia de lo que se plantea en la propia historia, donde la magia, los muertos, los médiums y los propios vampiros comparten espacio con humanos más o menos conscientes de su existencia. Es de agradecer el esfuerzo del autor por diferenciar sus fundamentos argumentales de los tópicos vampíricos, si bien no huye totalmente de ellos (la luz del sol, la curación acelerada, la fuerza inhumana...). Y es esa diferenciación, precisamente, la que hace que la historia sea atractiva, aparte de la propia narrativa, que es directa, sobria, pero intensa y evocadora al tiempo. Wellington es capaz de angustiar con el relato de la destrucción interior que supone la nada excitante o elegante transformación de un humano en vampiro (y ya no digamos en los siervos de éstos). Y es que la destrucción es el paso necesario para que la protagonista renazca en una nueva realidad, donde ella tendrá que recoger el testigo de un veterano agente Arkeley al que le van pesando los años y las cicatrices.

En suma, es una lectura muy recomendable para salir un poco del tópico manido sin abandonarlo del todo. Explícito, morboso en ocasiones, escalofriante y duro a partes casi iguales, '13 Balas' se presenta como el prometedor comienzo de una saga que estás deseando saber adónde te acabará llevando tan pronto acabas con el primer volumen. Le seguiré la pista y os avisaré si merece la pena seguir.