La invención de Hugo: el niño que "Marty" esconde
El cine de hoy en día responde, en su mayoría, a la necesidad
de entretener en dos horas escasas a un público con ganas de efectos especiales
con el guión más elemental. Es fácil llegar a esta conclusión echando un
vistazo al ya maltrecho 2012: “Infierno Blanco”, “Underworld, el despertar”, “Ghost
rider 2”, “Luces rojas”, “John Carter”, “Battleship”… Por eso, toparse con
joyitas que aprovechan cada segundo del metraje es todo un regalo.
“La invención de Hugo” rezuma el cuidado que Scorsese ha
puesto en cada detalle, en cada plano de ese París de principios del siglo XX
que es un personaje más de la historia, con sus luces, sus monumentos y esa
nieve casi de algodón. Ha tratado con mimo a Hugo (el magnífico Asa Butterfield), un niño que tras perder a
sus padres se ve obligado a vivir con su alcohólico tío, del que aprende a
cuidar los grandes relojes de la estación de tren. Tras la desaparición de su
tío, Hugo cuida de los relojes y repara en secreto el autómata que su padre
deja inacabado tras su muerte. Consigue las pequeñas piezas que necesita robando
a Georges (Ben Kingsley), el juguetero de la tienda de la estación, hasta que
un día le descubre in fraganti. Hugo dejará de ser entonces el eje de la
historia para dejar protagonismo al misterioso juguetero y su pasado. En su
afán por escarmentar al niño, el juguetero se queda con lo que en ese momento
Hugo trae en sus bolsillos: piezas robadas y una pequeña libreta que contiene
los dibujos y notas que su padre guardaba para arreglar el autómata y que Hugo intentará recuperar a toda costa. Le acompañará en su búsqueda Isabel, la nieta del juguetero, interpretada por Chloë Grace Moretz (¿recordáis a la Hit-Girl de "Kick-Ass"?). Y no temáis, la muerte de los padres de Hugo es un elemento fugaz de la película, y no una excusa para convertirse en un drama lastimero.
Si bien hay determinados personajes que distraen del
argumento principal y no aportan nada (véase el vigilante de la estación y la
florista, interpretados por Sacha Baron Cohen y Emily Mortimer) la historia
central tiene la suficiente fuerza y actores secundarios de lujo como para
perdonar este descuido. Sin embargo, estos pequeños detalles hacen que no hablemos de una obra maestra, si bien la película es técnicamente perfecta.
La banda sonora que envuelve París está compuesta por Howard
Shore (“Philadelphia”, “El silencio de los corderos”, “El señor de los anillos”,
“El Hobbit”) y, como no podía ser de otra manera, su melodía principal es la de
un sencillo acordeón.
Pensar en Scorsese es recordar “Taxi Driver”, “Toro Salvaje”,
“La última tentación de Cristo”, “Gangs of New York”. Su obra gira en torno a
sus propios orígenes, a las distintas formas de maldad del ser humano y sus
adicciones y miedos. Pero “La invención de Hugo” es un homenaje al cine y a sus
comienzos, a la inocencia e ilusión de los primeros cineastas que hicieron
posible el nacimiento de esta nueva industria. Porque, ¿qué sería del cine sin
los hermanos Lumière o Méliès?
La invención de Hugo: el niño que "Marty" esconde
Reviewed by Destroyer
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1 comentario:
Reconozco que al principio me faltaba un poco de ritmo en la historia. Probablemente sea de esos demasiado influidos por la fórmula de las dos horas de efectos especiales, pero el caso es que a medida que se va convirtiendo en un alegato a favor del viejo cine, con tintes mágicos, la cinta fue conquistándome. Un cuento muy lindo con todos los elementos tragicómicos al uso.
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