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'Rogue One', algo más que nostalgia


Aplicada la fórmula Disney en Marvel de estrenar una película al año, no seré yo quien se queje de tener ración anual de Star Wars. Hay mucho material que poner delante de la cámara, entre universos expandidos en proceso de ordenación y descarte y relatos que damos por sentados pero que pueden funcionar muy bien como película en solitario.

La importancia de Rogue One es precisamente esta: que inaugura un formato nuevo e inédito en la franquicia de la guerra de las galaxias con la intención de marcar una tendencia. Solo de imaginar cómo podrían contarse los acontecimientos entre los episodios IV y V me llena a la par de expectación y alivio por que nunca se hará. No, hay mucho que contar al margen de los personajes icónicos de las trilogías, y no creo que este universo sea asequible al desgaste.

Rogue One nos cuenta la historia del clásico texto corrido que abre el Episodio IV, dotando de caras a los famosos agentes y espías de la Alianza Rebelde que roban los planos de la Estrella de la Muerte que luego se cargará Luke Skywalker de un certero tiro a ojo de Fuerza. "¡Vaya mierda de Estrella de la Muerte si tiene una canasta por donde colar un torpedo al núcleo!", se solía decir entonces, olvidando el dato al segundo y perdonando cualquier inconsistencia porque Star Wars es un pretexto para volar libre, no para ser consistentes. No, señores, la viaje hiperespacial no existe (aún).

Lo que mejor hace Rogue One es afianzarse en el sentir y la estética de la trilogía clásica, algo que los fans de mi generación venimos pidiendo desde los Episodios I, II y III. Disney y Lucasfilm han logrado encontrar el equilibrio entra sus respectivas idiosincrasias, llevando la narrativa a un cierto grado de oscuridad (grises, más bien), sin perder pie en la maceta de lo entrañablemente infantil que a todos nos cautivó y nos sigue cautivando. Rogue One se presenta con un diseño de producción impecable en su hechura y consistencia con los clásicos, un derroche en efectos especiales que te hace reír y emocionarte con batallas, combates y cameos como un enano. Consigue, de manera más o menos lograda, dotar de texturas tanto al Imperio como a la Rebelión, describiéndolos como entes nada uniformes y multicapas, con intereses y sensibilidades superpuestas que rescatan la dicotomía y la actualizan a una narrativa más fresca sin perder el telón de fondo del bien contra el mal. Pero claro, aquí se trata de explorar ese terreno indeterminado entre ambos.

La película es irregular en su ritmo, con un arranque que solo salva la mirada ansiosa del fan, que permite superar un montaje incómodo al subconsciente y un doblaje atroz. Son embargo, el último tercio largo mantiene la denominación de origen intacta e incluso la mejora, explorando texturas de este universo poco vistas, pero sin pasarse en la novedad. No nos obliga a digerir demasiado dato o concepto inédito, aunque la plétora de nuevos aliens es imponente. Sin duda, Rogue One tiene una de las mejores batallas finales que se han podido rodar en Star Wars.

Para mí, lo mejor de todo han sido los 5 minutos contados en los que aparece Vader, en los que apenas pronuncia dos frases y se pasa el resto del tiempo ejerciendo de badass como el Lado Oscuro manda. Grande donde los grandes y un recuerdo para el desaparecido Constantino Romero, con el que se fue parte del alma del personaje en castellano.

Lo que menos me ha gustado ha sido la interpretación del dúo protagónico. No sé muy bien si por sus cualidades, por el montaje raro, por una dirección dramática regulera, el guión o un poco de todo eso. El caso es que me paso más tiempo admirando el fondo y las sutilezas que a los personajes, que llegan incluso a aburrir en su drama impostado. Jyn Erso es una heroína como mandan los cánones actuales, pero no puedo evitar echar de menos a una Leia que con solo una mirada y dos frases te deja parado sin necesidad de despliegues pirotécnicos.

A Rogue One le falta la "magia" de las películas canon, pero hay que entender que esto es "una historia de Star Wars", un relato tangencial a la leyenda expresada en tríos, que empieza y acaba sin mayores pretensiones. Lo que pretende es regalarnos la vista con un episodio que ocurrió, que todos imaginamos, pero inmejorable excusa para meternos por los ojos más soldados de asalto, andadores, cazas y disparos de blaster.

Lo que consigue es que, siendo una película mediocre en el sentido más cinéfilo de la palabra, es entretenida como ella sola y hace las delicias del fan, insisto, el fan, apostando por los guiños y los easter eggs, lo que puede descabalgar un poco al espectador más casual. En este sentido hay que decir que la serie de animación Rebels cobra una importancia muy grande en el conjunto narrativo de la saga, ya que no solo aparecen referencias a la misma (nombres, como Chopper, Syndulla el propio Fantasma en plena batalla), sino que se convierte en una argamasa clave para entender muchos elementos del pasado, presente y futuro de la saga a través de las vivencias de sus personajes. Sin embargo esto presenta un doble filo: tanta referencia acelerada a otras historias, series o universos expandidos pueden derivar en personajes poco aprovechados, incluso prescindibles, como Saw Guerrera, y tramas que no acaban de entenderse, por no hablar que es muy decepcionante que la chicha de verdad se dé en el segundo plano mientras tienes que tragarte algunos topicazos de guión en la vanguardia.

Con todo, una película muy divertida que todo fan de Star Wars debe ver y seguramente disfrutará. De los demás, no me atrevo a decir que sea siquiera recomendable.
'Rogue One', algo más que nostalgia Reviewed by Omar El Kashef on 15:14 Rating: 5

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