El pecado capital de George Lucas

El otro día pude ver el segundo volumen de la serie de dibujos animados de las Guerras Clon de Star Wars (ambientada entre los Episodios II y III) y acabé de sustantivar una idea que me rondaba desde hace tiempo. Me acuerdo que cuando salí de ver el Episodio I sentí que no quedaba nada de esa magia que me había embargado de niño con la trilogía original. Pensé que quizá se debía a que cuando la vi no era más que un crío y que a esas edades todos somos impresionables, pero el caso es que cuando vuelvo a ver Una nueva esperanza, El imperio contraataca y El retorno del Jedi, la sensación es la misma que allá por finales de los 80. Y cuando hago el experimento con los nuevos Episodios, algo sigue fallando. Si bien el Episodio II me recordó un poco a lo que supuso la trama d ela trilogía clásica, el regustillo no dejaba de ser incompleto.

Y es que la conclusión es que George Lucas dejó de ser el padre de una saga con El retorno del Jedi para convertiorse en el magnate de la mayor y más rentable franquicia cinematográfica de todos los tiempos. Ha dejado de ser fiel a sí mismo, ninguneando el buen guión y la trama interesante por una orgía de efectos especiales (precisamente esos que no pudo esgrimir por razones obvias allá por los 70). Todo lo que se ha hecho después de la trilogía original no es más que un recurso para engrosar las arcas y ahogarse en todo aquello que no se pudo hacer cuando Light & Magic se basaba más en el cartón piedra que en el pixel. Alguien debería decir a Lucas que no por alargar una película con excusas exhibicionistas de luces y colores va a ser la película más interesante. resulta evidente que cuando no había dinero ni efectos especiales de los que tirar, lo que había que estrujar era el argumento, consiguiendo todo un homenaje al culebrón más adictivo (dos hermanos que no saben que lo son, el malo malísimo es el padre de ambos...). Qué buenos tiempos aquellos.

Os invito a que repaséis las nueva trilogía y os centréis en los diálogos. Todo es atrezzo, no se dice nada de interés, aunque todo se envuelva en una pátina de palabros tan pretenciosos y altisonantes como huecos. Lo que importa es el bicho, la persecución y la explosión más impresionante.

El pecado capital de George Lucas es haber dejado de ser fiel a sí mismo y permitir que la nueva trilogía de Star Wars sea grande porque se remite constantemente a la clásica (vamos, que es grande por pura emulación de la que es buena de verdad). Yo, hereje de mí, sigo manteniendo que la nueva trilogía debería haber estado en manos de un director libre de los vicios del imperio comercial de Lucas. Alguien que ame de verdad la trilogía clásica como para crear una nueva leyenda con los Episodios I, II y III. Pero eso no pasará, y Star Wars, la de verdad, seguirá siendo Luke, Han, Vader y Leia...