Gamekeeper (opinión)

Gamekeeper es una creación de Guy Ritchie (sí, el mismísimo marido de Madonna), aunque lo ha escrito por Andy Diggle y dibujado por Mukesh Singh... Vamos, que él pone la idea y los demás se lo curran (no creo que la proporción sea la misma a la hora de llevarse los dineros, pero esto ya es hablar por hablar).

Lo que me llamó la atención, aparte de los excelentes dibujos de Singh, fue la idea de comprarme una serie limitada y recopilada en un volumen, así como la trama. Brock, el protagonista y guardabosques en cuestión (aunque os parezca mentira, gamekeeper significa eso en inglés), trabaja en un terreno escocés para una familia, aunque él es de Chechenia. Un día, un grupo de mercenarios armados asaltan la propiedad al más puro estilo comando en busca de algo que guarda el dueño de la finca. Lo que está claro es que no dudarán en matar a cualquiera o quemar la casa hasta los cimientos para encontrarlo. Con lo que no cuentan es con la presencia de este peculiar guardabosques que más tiene de ermitaño, quien sacará todo el jugo a su afinidad con el mundo animal, empleando cazas depredadoras para ir eliminando a los asaltantes uno a uno. Con esta premisa arranca una historia donde Brock no se conformará con los peones enviados e irá en busca de la cabeza pensante de la operación, mientras asistimos, en modo de flashbacks, a la historia de por qué está tan lejos de su Chechenia natal.

La idea, que ya ha adquirido la Warner (cuya versión cinematográfica dirigirá el propio Ritchie), no está mal, pero a la postre resulta malograda por el pobre desarrollo de un guión que no sabe aprovechar los escasos puntos de intriga de la historia. ¿Qué buscan esos hombres? ¿Cómo han sabido quién lo tiene? La impresión general es que tras unos dibujos muy, muy buenos se oculta una historia facilona que engancha lo justo y deja sabor de boca extraño; no acabas de creerte las motivaciones de los personajes ni la situación en sí, pero es que quizá se deba a que el desarrollo de unas y otra dejan algo que desear. No dejas el cómic por la sana ambición de todo público de conocer el desenlace y porque el cómic es corto. En el lado positivo está el comportamiento de Brock, un tipo que se mueve por la jungla de asfalto aplicando las máximas de los depredadores del entorno natural a la hora de cazar. Muy logrado el simil.

Mi recomendación es que os lo preste alguien para pasar el rato. No vale para mucho más, habida cuenta de lo previsible de ciertos desenlaces, la repetición cansina de algunas situaciones y la discutible credibilidad del meollo del asunto en un intento de enlazar dos tramas paralelas.