'La carretera'
"Los días se sucedían penosamente sin cuenta ni calendario. A lo lejos en la interestatal largas hileras de coches carbonizados y herrumbrosos. Las llantas desnudas de las ruedas asentadas en un cieno gris de escombros derretidos, en negros círculos de alambre. Los cadáveres incinerados reducidos al tamaño de un niño y apoyados en los muelles vistos de los asientos. Diez mil sueños encerrados en el sepulcro de sus recocidos corazones. Siguieron adelante por aquel mundo muerto, como ratas en una rueda".
Lo primero que produce el libro en el lector es una sensación de desubicación. No solo porque el escritor obra como un reportero gráfico tras las dos almas en pena, filmando un reportaje del que sabemos que tiene un comienzo remoto que nos hemos perdido y del que no llegamos a intuir el final, sino porque el propio lenguaje que emplea dista mucho de las novelas convencionales. El lector que espere una estructura al uso o un empleo del lenguaje conforme a los cánones establecidos, se verá sacudido por un estilo muy personal. McCarthy mezcla deliberadamente tiempos verbales, solapa diálogos en la prosa y viceversa, lanza grandes parrafadas que hielan la sangre por su capacidad descriptiva de un mundo muerto y asesino a la vez, al tiempo que nos abofetea con frases cortas, afiladas y poderosas, como las respiraciones jadeantes y los pensamientos atropellados de los supervivientes de un mundo que ha desahuciado toda vida.
Este libro no supone una lectura difícil, pero tampoco es fácil de abordar. A las peculiaridades del estilo, hay que agregar le hecho de que da la impresión de que no ocurre nada, de que los días pasan con una rutina muy repetitiva: buscar refugio, racionar las latas de comida, pensar si hacer fuego o no, buscar leña antes de que anochezca para no perderse... Pero es que ésa es la esencia de lo que se nos narra, creando en nosotros la esperanza de que el día siguiente sea diferente, ya porque encuentren un refugio, a otros supervivientes o acaben muertos por las bandas de caníbales que asolan la tierra. No es una película, sino un retrato crudo y descarnado de lo que podría pasarnos a cualquiera en tales circunstancias. Aquí no hay héroes, no hay gestas ni desenlaces sorprendentes. Es la vida misma llevada al linde de lo posible.
Descubrí a Cormac McCarthy, autor de la novela de la que os voy a hablar, cuando vi la genial 'No es país para viejos', adaptación que realizaron los hermanos Coen del libro con el mismo título. Desde la fiel adaptación fimográfica se desprendía la esencia poderosa de las páginas en las que estaba inspirada, por lo que enseguida imaginé que la literatura de McCarthy no era de las que te dejan indiferente.
Y gran verdad que revestían mis sospechas iniciales. Cuando vi 'La carretera' en la librería, respaldada, no se si para bien o para mal, por el último premio Pulitzer, no pude evitar acercarme a su contraportada. La imagen en un eterno día nublado de un hombre y su hijo, arrastrando un carro con todas sus pertenencias mientas buscan las fronteras de una nueva vida en un mundo asolado por una catástrofe nuclear, me llamó poderosamente la atención. Si 'No es país para viejos' era un crudo western moderno, desapasionado, cruel e irónico, ¿qué podía esperar de un contexto en el que podía dar por perdido cualquier vestigio de moral o civilización? Entenderéis por qué me vi impelido a tamaña lectura.
Lo primero que produce el libro en el lector es una sensación de desubicación. No solo porque el escritor obra como un reportero gráfico tras las dos almas en pena, filmando un reportaje del que sabemos que tiene un comienzo remoto que nos hemos perdido y del que no llegamos a intuir el final, sino porque el propio lenguaje que emplea dista mucho de las novelas convencionales. El lector que espere una estructura al uso o un empleo del lenguaje conforme a los cánones establecidos, se verá sacudido por un estilo muy personal. McCarthy mezcla deliberadamente tiempos verbales, solapa diálogos en la prosa y viceversa, lanza grandes parrafadas que hielan la sangre por su capacidad descriptiva de un mundo muerto y asesino a la vez, al tiempo que nos abofetea con frases cortas, afiladas y poderosas, como las respiraciones jadeantes y los pensamientos atropellados de los supervivientes de un mundo que ha desahuciado toda vida.
Y es que McCarthy es un escritor que introduce sin complejos su garra narrativa por las entrañas del lector, las revuelve y te las arranca sin compasión. Con su estilo sobrio es capaz de transmitirte el hambr, la sed, la desesperación de un padre que tiene que transmitir esperanza a su hijo cuando a él no le queda ni una gota. Pero lo que consigue con creces es sembrar y cultivar el miedo, el pavor a esa figura solitaria que divisas desde la carretera, an caserón vacío bosque adentro, donde quién sabe si los caníbales han establecido su despensa.
'La carrtera' es un canto a los valores cuando éstos parecen haberse evaporado. Sus protagonistas han renunciado al camino fácil para aferrarse a su humanidad. Recelan de cualquier otro individuo, pero jamás lo tomarán como su almuerzo cuando la comida no existe y la naturaleza es un permanente manto de hollín atrrastrado por los vientos del invierno nuclear. Muchos querrán ver en este apego al "Nosotros somos los buenos" una referencia a los tiempos que vivimos, donde los adalides de los valores prescinden de ellos en la aplicación de una Realpolitik atroz, pero creo que McCarthy va más allá de la analogía fácil, prefiriendo explorar los extremos humanos, poniéndolos bajo las más duras pruebas.
Este libro no supone una lectura difícil, pero tampoco es fácil de abordar. A las peculiaridades del estilo, hay que agregar le hecho de que da la impresión de que no ocurre nada, de que los días pasan con una rutina muy repetitiva: buscar refugio, racionar las latas de comida, pensar si hacer fuego o no, buscar leña antes de que anochezca para no perderse... Pero es que ésa es la esencia de lo que se nos narra, creando en nosotros la esperanza de que el día siguiente sea diferente, ya porque encuentren un refugio, a otros supervivientes o acaben muertos por las bandas de caníbales que asolan la tierra. No es una película, sino un retrato crudo y descarnado de lo que podría pasarnos a cualquiera en tales circunstancias. Aquí no hay héroes, no hay gestas ni desenlaces sorprendentes. Es la vida misma llevada al linde de lo posible.
¿Que si me gustó leerlo? Solo diré que, cuando lo terminé, cerré el libro con los ojos anegados en lágrimas.
'La carretera'
Reviewed by Omar El Kashef
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8 comentarios:
Soy un fan del género post-apocalíptico, así que me apunto el libro, aunque se que lo voy a pasar mal...
Gracias por la reseña.
Vaya, me alegro de que la reseña te haya animado a leerlo. Espero que no te defraude. A mí me ha encantado, desde luego.
¡Un saludo, y gracias por pasar!
Bueno bueno, la verdad es que me han entrado ganas de darle un mordisco al libro. Me parece un ambiente sublime todo este tipo de novelas, consiguiendo provocarme más escalofríos que Lovecraft.
A ver si algún día cae en mis manos.
¡Un saludete!
Pues lo mismo te digo, Nexo, espero que lo disfrutes. Ya me contarás qué te ha parecido.
¡Un saludo y gracias por la visita!
terminé el libro hace casi un mes y continuo sacandole detalles, cuestiones morales y practicas de un mundo horrible que podria llegar a ser el nuestro.
Hola, Makirian. Te doy la bienvenida y celebro que el libro te haya parecido tan estupendo como a mí. Espero que sigamos leyéndonos por aquí.
gracias por la bienvenida. El ultimo libro que intenté leer antes de "the road" fue "las benevolas", y no pude terminarlo de lo duro que me parecia, recordar el holocausto nazi y todo ese horror... ahora novela policiaca francesa con un puntillo de fenomenos paranormales(fred vargas): para relajarse y aprender frances...
pero todavia pienso en este libro...
cuando abro una lata!
Nada mejor que un poco de buen rollo para desatascar las neuronas, que tanto hiperrealismo no puede ser bueno. ¡Veo que lees mucho y variado!
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