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Julia Fischer - Concierto Teatro Principal - Alicante


Julia Fischer - Violín
Martin Helmchen - Piano 

Sé que no es habitual en El Opinómetro toparnos con un artículo referente a música clásica, pero dado que aquí todo tiene cabida, es mi género preferido y la ocasión lo merece, me he aventurado a escribir una pequeña reseña de lo que fue el concierto del pasado 3 de Diciembre del excelente dúo Fischer/Helmchen, en el Teatro Principal de la ciudad de Alicante.

Puntualmente a las ocho y cuarto de la tarde, hacían su aparición en escena los dos músicos ante un teatro semi lleno, llamó mucho mi atención ver que el programa del concierto, iba a estar constituido íntegramente por las tres únicas sonatas que el compositor alemán Robert Schumann, dedicó al repertorio camerístico compuesto por violín  y piano.

La Sonata nº 3 en La menor fue la primera del repertorio, difícilmente se tiene la oportunidad de poder apreciar esta exquisita pieza, ya sea en programas de concierto o grabaciones comerciales, por lo que fue en todos los sentidos un auténtico regalo. Constituida por cuatro movimientos y una duración de algo más de  veinte minutos, es el apacible Intermezzo probablemente el más destacado por su exquisitez tímbrica y su hermoso tema que reflejan la angustia del compositor, que poco a poco iba alejándose de las vicisitudes del mundo. Desde la primera nota hasta la última, Fischer deja ver el enorme catálogo de recursos que posee, que van desde una increíble y depurada técnica, hasta la dulzura musical y el entendimiento histórico más elegante y distinguido de la pieza. Por otro lado Martin Helmchen ejecuta su parte al piano con maestría, entendiendo en todo momento lo que está sucediendo. El piano, es el instrumento de Schumann por excelencia y siempre aparece dotado de una extraordinaria riqueza, casi sinfónica, que le hace especialmente complicado pero que Helmchen interpreta con una pasmosa facilidad, empastando a la perfección con su compañera, mostrando ambos una compenetración difícilmente visible en otros músicos.

Tras la enorme interpretación de la anterior pieza, era el turno ahora para la Sonata nº 1 en La menor, algo más breve que la anterior, fue estrenada en 1852 con gran éxito y en presencia de nada más y nada menos que el maestro Franz Liszt. Consta tan solo de tres movimientos y me llamó la atención especialmente el uso del registro medio del violín, quizá esto se deba al estado de ánimo del compositor, que le impedía buscar la brillantez de los agudos del instrumento, o bien por su incursión en la composición de obras de cámara como los Tres Romances para oboe y piano, o el posterior Manchelbilder para viola y piano, de cuyos instrumentos solistas podemos apreciar unas cualidades sonoras más veladas, que probablemente dejasen huella en el oído de Schumann. En cualquier caso la ejecución de la pieza fue magistral, con un virtuosismo extremo con el que Fischer parecía disfrutar, ofreciendo sobradas muestras de saber estar en el escenario con una seguridad y presencia espectacular.

Llegábamos a la segunda parte del concierto que iba a estar constituida "únicamente" por la Sonata nº 2 en Re menor, de dimensiones sinfónicas y con una duración que supera la media hora. La obra es de una enorme dificultad en la que el violín asume claramente el papel protagonista, aunque era impresionante poder apreciar como homogeneizaban las voces  los dos instrumentos presentes, pareciendo en más de una ocasión uno solo. La musicalidad y la atmósfera conseguida era tangible en el escandaloso silencio que enmudecía la sala, ¡qué vibrato señores! increíble, había momentos en los que su pasión al instrumento hacía recordarme a la legendaria Jaqueline Du Pré, pasmosos eran también los contrastes entre los registros que trascendían desde el piano más súbito al forte más rotundo con  una gradación perfecta. Es un privilegio ver como puede sonar tan natural una obra con una densidad textural tan intrincada. Los cuatro endemoniados movimientos de la sonata resumían pues el carácter musical del compositor que eran, a grandes rasgos, su ferviente romanticismo impregnado de influencias bachianas, así como ciertos pasajes que pueden recordar la sonoridad de su gran amigo Brahms.

Un concierto increíble en el que pudimos ver a una Julia Fischer realmente inspirada con unas cualidades musicales espectaculares y que nada tienen que envidiar a las de la merecidamente encumbrada Hilary Hann. Hay que reconocer que el programa se aventuraba como denso de cara al oyente, debido como hemos marcado anteriormente, a que presentaba una integral de obras no demasiado conocidas ni entre el público especializado ni el más profano, pero que gracias a sus excelentes intérpretes se hizo corto pese a las casi dos horas que duró el concierto.

A modo de reflexión me gustaría añadir lo gratificante que resulta asistir a un concierto de pura música,  creo que los medios deberían impulsar más este género que hoy día sobrevive frente a otros. Es odioso ver como se encumbra y se etiqueta como artistas a gente que realmente no tiene ni un ápice de arte, aborrezco encender la televisión y ver como se llama músicos a la bazofia que inunda los medios. Si bien es cierto que la música responde a situaciones y contextos, pero nunca el ámbito popular ha sido tan decadente y ha estado tan impregnado de bazofia como la que se nos vende, unos porque la venden y otros porque muerden el anzuelo. ¿Cómo es posible que se les coloque la etiqueta de músicos a gente que no tiene ni pajolera idea, como los divos del Pop , Djs y otros?

En cualquier caso, un fantástico concierto de dos musicazos que supieron hacer sentir y transmitir su mensaje  haciéndonos gozar de su arte y poderío sobre el escenario, cuando tenga la oportunidad, sin duda repetiré.

Julia Fischer - Concierto Teatro Principal - Alicante Reviewed by Anónimo on 15:36 Rating: 5

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