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'Generation Kill', los traumas nacionales tienen fecha de caducidad

Antes de empezar...

Es increíble la facilidad que tienen algunas sociedades para pasar página, para convertir la herida abierta en cicatriz apenas visible. La conciencia colectiva de los pueblos escribe su historia sobre los renglones que marcan los grandes momentos históricos, casi todos ellos identificables por un trauma, un dolor o un conflicto. Desde su nacimiento como estado, los Estados Unidos de América han ido de la mano de estas corrientes traumáticas de forma inevitable, pues ésa es la única forma de dar nacimiento a una nación, una cultura y una razón de ser desde arriba y no desde abajo, en apenas unos siglos, cuando a los demás hombres y mujeres del planeta les ha llevado milenios alcanzar objetivos civilizadores engañosamente similares. Digo engañosamente similares porque Estados Unidos es un coloso con tobillos de adobe y pies de plomo, una realidad bárbara, inculta y tarda tras la fachada de esplendor, modernidad y sofisticación que ha sido capaz de inventar su más efectiva industria: la de la ficción, el entretenimiento y la fantasía.

Esas heridas de las que he hablado al principio se remontan a la misma fundación de ese país: el conflicto con los indios autóctonos y su desnaturalización, las mantas contaminadas con viruela, las reservas, la guerra civil, México, el Maine, la tragedia de Pearl Harbor, el demonio comunista, la caza de brujas de McCarthy, el terrorismo... Y siempre han sabido pasar página, como si lo que tanto atenazó a una sociedad nunca hubiese pasado. Los indios son folklore, las mantas con viruela una mera anécdota, las reservas una excusa turística, la guerra civil un episodio estéril allí donde aún ondean las banderas confederadas y los negros aún son tratados como perros, México es el patio trasero del Tío Sam, el Maine un precedente de lo que pasó en Pearl Harbor, a saber, una buena excusa, la guerra fría algo que se da tan enterrado como cualquier cosa que se contraponga al modelo "que salió triunfante" del pulso, y el terrorismo... Ay, el terrorismo.


El terrorismo es la etapa en la que nos hemos estado zarandeando durante la última década aproximadamente y de la que, al igual que en todos los casos anteriores, los americanos (todos nosotros en suma) empiezan a pasar página. Un claro ejemplo de ello son las producciones cinematográficas y televisivas que a nadie se le hubiese ocurrido siquiera idear a las 24 horas de que las torres gemelas se derrumbaran sobre una pila de cadáveres y mentiras. No habría entonces un Oliver Stone dispuesto a filmar 'W.', ni un 'Padre de familia' soltando chanzas sobre la inteligencia del presidente de EEUU, ni siquiera un George Clooney dispuesto a meter el dedo en el ojo del poder establecido... bueno, un poco sí. Y hoy me encuentro con otro sano ejercicio que denota que estamos en un cambio de era, donde los dolores del pasado ya no escuecen tanto, donde ya no te excluyen como a un apestado por decir que no estás de acuerdo con el neofeudalismo que impone un poder de paletos venidos a más: se llama 'Generation Kill', y creo que es una serie que marcará un antes y un después.

Ahora sí...







'Generation Kill' es un sano ejercicio de crítica descarnada a la sociedad americana a través de sus fuerzas armadas, concretamente, elprimer batallón de reconocimiento de los Marines. El caso es que este ejercicio llega con lustros de retraso, porque de poco sirve levatar costras cuando no queda rastro de la raja, cuando la opinión pública ya está cansada de guerra y quiere un cambio. Por eso, si de algo adolece esta osada producción, y lo adelanto ya, es de la falta de puntualidad en el reloj de las conciencias sucias. Pero es de la HBO, y eso ya es razón suficiente para invertir unas horas de nuestras vidas.
Por lo demás, esta serie nos enfrenta a una cruda y terrible realidad sin necesidad de recurrir a los tópicos del género, como las heridas que desparraman intestinos o los trastornos más histrióicos de la guerra. Sencillamente nos describe una realidad mucho más inquietante desde el humor negro y la corrosiva ironía, y es que la gran maquinaria que escribe la historia del mundo moderno, la que desdibuja fronteras para restablecerlas a su antojo, la que borra equilibrios y los reescribe por prerrogativas por sí misma otorgada, se compone de hombres falibles, ignorantes y embrutecidos por una sociedad que basa su dominio en la anulación del espíritu crítico. Seremos testigos en esta serie de las manipulaciones psicológicas del ejército para con sus prpios soldados, la desinformación intencionada, la pobreza de recursos de unos marines que reciben en pleno desierto trajes NBQ con mimetización de selva, cuando se disponen a invadir un desierto. En definitiva, seremos testigos de las pequeñas miserias de un poder que se nos vende brillante y genuino, pero que se cimenta en la ignorancia y en la más mayúscula de las arrogancias y cuya manifestación en un frente de guerra no dista mucho de sus formas tras sus propias fronteras.

'Generation Kill' es necesaria por eso y porque denuncia serenamente los absurdos en los que se puede incurrir cuando un ejército de palurdos venidos a más ataca, no a un país, sino a una cultura que desconoce, teme y repudia. Conceptos como la Convención de Ginebra, los deberes de un ejército ocupante y la moralidad occidental que tanto llena la boca de líderes son pisoteados en favor de una practicidad llevada al extremo, momento en el que un liberador se convierte en el opresor que se mueve con la inercia de los ideales que liberaron Europa del Nazismo (por razones no tan altruistas, todo hay que decirlo) creyéndose bendecido por sus mismos preceptos morales y aceptación popular, pero con un comportamiento más parecido al de las hordas bárbaras que asolaron Roma.

Por eso me gusta esta serie y por eso la recomiendo. Y porque me hace albergar la esperanza de que en esa lejana América quedan mentes críticas capaces de hacernos llegar estas ideas controvertidas desde la poderosa arma del cine y la televisión, por tarde que sea y por despojados que estemos los occidentales de la legitimidad que pudiéramos haber tenido antes de que Aznar se hiciera una foto de amigos en las Azores.
'Generation Kill', los traumas nacionales tienen fecha de caducidad Reviewed by Omar El Kashef on 23:31 Rating: 5

5 comentarios:

Nah dijo...

en cuanto este en cristiano...

cae

Omar El Kashef dijo...

Está, pero en Digital Plus :P

Nah dijo...

vale, lo encargare a mi proveedor habitual...

Anónimo dijo...

"En definitiva, seremos testigos de las pequeñas miserias de un poder que se nos vende brillante y genuino, pero que se cimenta en la ignorancia y en la más mayúscula de las arrogancias y cuya manifestación en un frente de guerra no dista mucho de sus formas tras sus propias fronteras."

Bravo! No tengo nada más que decir.

Omar El Kashef dijo...

Gracias compañero... es que cuando me sale la vena de politólogo me emociono XD

Gracias por pasar!

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