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El síndrome de la caja roja


La Marca del Este está de moda, eso es indiscutible. Aún perduran los ecos de la lección mediática que nos ha dado a todos y que, aunque venga dada en un medio tan concreto como Internet, no le quita ningún mérito. Es más, esa revolución ya está dando el salto al mundo real con lo que será la presentación de su caja roja en varios puntos de España a mediados del mes de diciembre.

Me quito el sombrero por varios motivos. Primero por la ilusión y la perseverancia que han demostrado contra viento y marea. Steinkel y compañía son la viva prueba de que querer es poder, y se han atrevido a pasar de la frontera que separa las ilusiones de los hechos para atreverse a llevarlas a buen puerto. Sabían que no sería fácil; sabían que el sacrificio formaría parte de su menú diario, pero se lanzaron.

Me quito el sombrero por su transparencia. En todo momento han compartido con los aficionados, sin ser una editorial ni nada por el estilo, el devenir de un desarrollo tan ilusionante como exigente. Han mantenido la cercanía sin necesidad de ello, porque, más allá de la honrilla y su propio dinero, no se jugaban nada. Nos han hecho partícipes de un proceso de desarrollo y, de paso, nos han abierto un poco esa caja de los secretos que es la producción de un juego de rol, hasta ahora algo que se había mantenido en el tarro de las esencias, al alcance únicamente de los gurús del medio; un conocimiento similar a la escritura para los sacerdotes del antiguo Egipto y que ninguna editorial, vieja o nueva, había sometido a tal transparencia; algo que los chicos de la Marca han democratizado de un portazo, sin preguntar y disculpándose lo justo (una sola disculpa es demasiada concesión, sobre todo si se ejerce en territorio de indolentes de lengua larga y palabras mal paridas).

Que me corrija Steinkel si me equivoco, pero creo que él ha cerrado un círculo que empezó a dibujarse hace muchos años, en Irlanda, cuando un compañero de colegio le preguntó eso de: "Pedro, ¿sabes lo que es un juego de rol?". Porque ¿qué mejor elogio a la propia ilusión que escribir tu propia página en sus anales? Pues eso han hecho los señores marqueses (permitidme que me dirija así a ellos), elogiando la caja roja con la que la mayoría empezasteis a jugar a esto del rol con su propia caja, cofre del tesoro que contiene un juego de dados, un lápiz, una pantalla y un manual hecho con una exquisitez que les honra y que nos hace interrogarnos  sobre por qué algunas editoriales siempre apuestan a la baja en este sentido (seria reflexión deberían emprender en su seno).

Sin embargo, el elogio no es tan estimulante para el progreso como la crítica. El elogio embriaga, adormece y merma los reflejos, razón por la cual podría entender algunos de los despropósitos que aguardan en las estanterías de las tiendas al incauto comprador para saltarlo cual bandolero de Sierra Morena. La crítica, que yo entiendo siempre como constructiva, es la que nos impele a aspirar a cotas mayores y confines donde "ningún hombre ha estado antes". Y quiero que Steinkel así se tome esto que le sigo ahora, porque se lo expreso desde el respeto que me merece por todo lo dicho en anteriores párrafos:

Creo que la forma es tan importante como el fondo, y si se cuida desmesuradamente una, al otro no hay que dejarlo de lado, ni aunque sea un poco. Yo me hubiera quedado con el breve texto de apertura del propio Steinkel mil veces antes que el prólogo de un Alex de la Iglesia, encasquillado en un verbo poco fluido, aturullado, que no le hace ninguna justicia a su presunta reputación de director de éxito. No comulgo en absoluto con esa imagen que da del rolero recluido en su casa ni enfrentado a los "pobres hombres" que no han podido jugar nunca y se han perdido la aventura de su vida por no conocer lo que es un juego de rol. No comulgo con un discurso quizá demasiado cercano a esa primera generación de roleros y su sentir, cuando las cosas han cambiado demasiado. No deja de ser un homenaje, no un retroceso.


Y en el apartado de "fondo" también incluyo esas pequeñas minucias que, sumadas entre sí, hacen bulto y dicen cosas de la edición. Yo trabajo con la herramienta de la lengua. Es mi pico y mi pala, y sé muy bien que es tan importante como un buen encuadernado, un buen papel o una buena impresión. Veo, alarmado, que muchas iniciativas más o menos amateur ponen mucho más énfasis en ponerlo bonito que en escribirlo bien, según los cánones de nuestro idioma, que para algo están. Son, en mi personal opinión, detalles que al lector despierto le deslucen el conjunto y provocan un chasquido de lengua que rezuma: "Sólo le faltaba puntuar esto bien o tildar aquello mejor para ser redondo". Confío en que Holocubierta hará un buen trabajo erradicando, ya no erratas o despistes, sino vicios de hondo peligro que harían saltar las alarmas de todo departamento de revisiones.

Otra de las cosas que me han alarmado un poco son las cifras. Creo que las pérdidas, demasiado cercanas a los 3.000 euros sin imputar horas de trabajo desinteresado de los diversos integrantes del proyecto, son algo a tener muy en consideración. Porque si, como yo lo creo, La Marca se ha convertido en un modelo a seguir por parte de muchos aficionados con aspiraciones similares, también debería serlo desde el punto de vista de su factibilidad. Sería deseable que estos proyectos, amén de ilusionantes y reconfortantes, tambíén fueran viables y que el que venga detrás no deba escoger entre no sacar su proyecto o hacerlo acabando ahogado en deudas. La Marca ya anuncia su próximo proyecto, y espero que hayan tomado buena nota de que en su poder están los diales y moduladores para hacer que su oferta no sólo sea atractiva, sino también viable económicamente. Esto sí que es amor al arte, y no lo demás. Pero es un amor que no puede durar demasiado con ese grado de desgaste.

En suma, misión cumplida en muchos frentes y deberes pendientes en otros. Pero esto es como la vida misma: cada éxito y fracaso levantan el velo hacia nuevos desafíos y nuevas arenas movedizas donde no sabremos si triunfaremos o fracasaremos hasta poner el pie en ellas. Lo que está claro es que a Steinkel y compañía nadie podrá toserles en la cara, porque, queriendo o sin querer, han escrito su página en la Historia del rol y han dejado muy a la vista de todos un hito que no deberíamos obviar ni en sus luces ni sus sombras.
El síndrome de la caja roja Reviewed by Omar El Kashef on 18:58 Rating: 5

5 comentarios:

Torak dijo...

Yo quisiera preguntar; ¿Se vuelve a pagar a los dibujantes en esta segunda ronda? Porque sinó hay podria haber ganancia...

Omar El Kashef dijo...

No estoy muy seguro, pero tengo entendido que buena parte de los dibujantes cedieron sus derechos. Mucho me temo que quien ganaría (o perdería menos) sería Holocubierta cuando saque su edición de la caja, ya que los costes no creo que se asemejen a lo que tuvieron que afrontar Steinkel y compañía.

No obstante hay otras formas de no perder tanto dinero, como ajustar la tirada y vender más ejemplares. Sí, sé que es un riesgo, pero arriesgado también es perder medio kilo; y al menos aumentar la tirada abre la posibilidad de vender más (que había hambre de esa caja) y rebajar los costes en consecuencia.

Saludos :)

Jotaefe dijo...

Publicar "los numeros" detras de la Caja Roja es un ejercicio de honestidad con el publico absolutamente acojonante para un producto absolutamente acojonante.

Dicho lo anterior, los números son "en el mundo real" más negativos de lo que parecen. Las cifras excluyen el IVA (que para un producto en caja es de un 18%) ni el margen comercial. Este asunto del margen comercial es la clave de todo el asunto, porque una tienda que venda el juego esperará, lógicamente, obtener un beneficio. Si la distribución se hace través de una distribuidora ese margen ha de ser aun mayor....

En resumen: es muy difícil ver la Caja como un producto comercialmente viable a 30 Euros PVP, aun después de tener en cuenta que una tirada mayor reduce los costes por unidad.

Steinkel dijo...

Primero de todo, gracias Avatar por tomarte tu tiempo para dedicarnos estas líneas. Tomamos buena nota de tus consideraciones, principalmente el tema de la edición de textos que, sin duda alguna, ha sido el verdadero caballo de batalla de esta primera tirada. Es lo más complicado de todo, ahora que veo los errores comentidos en la redacción y en la maquetación posterior. En fin, intentaremos mejorar ese aspecto.

Contestando a uno de tus lectores, Avatar, decir que todas las ilustraciones presentes, sus derechos, están cedidos a la Marca.

En fin, podremos hablar de más cosas, tal vez, porque estaremos en la presentación de la nueva tirada, Dios mediante, el próximo día 18 en Madrid.

Omar El Kashef dijo...

Gracias a ti por ser tan receptivo en la crítica como en la alabanza, Steinkel. Espero estar allí en esa presentación y conocerte en persona :)

Un abrazote y suerte en el futuro.

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