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'El ángel perdido', la novela que debió quedarse en ensayo de divulgación

Javier Sierra me encanta. Como divulgador y periodista de lo insólito me encanta. Disfruto con sus inquietudes, que hago mías desde los días de Jiménez del Oso, con su empeño en leer entre las líneas de la realidad sin descartar nada, por descabellado que suene, que esté dispuesto a creer por encima de muchas otras y más serias cosas y que defienda todo eso lejos del sensacionalismo de algunos de sus compañeros de ramo, cuyos espacios televisivos más parecen el 'Aquí hay tomate' de lo oculto...

También me gusta como novelista, si bien sólo he leído dos de sus obras: ésta que vengo a reseñar hoy y 'Las puertas templarias'. Con la primera disfruté mucho, más que con 'El ángel perdido', quizá porque mi percepción de las cosas era entonces más receptiva a cómo se cuenten. En este sentido, hayq ue decir que Javier Sierra es tan oportunista como el que más (o quizá sus editores), porque cuando estuvo de moda el tema templario, sacó su guiño literario, al igual que cuando Dan Brown hizo furor con Da Vinci o actualmente con los ángeles, que intentan colarse como moda sustitutiva de vampiros, pero con resultados bastante discretos en mi opinión.

Pero he de decir que 'El ángel perdido' me ha decepcionado notablemente. Se me mezclan los sabores en la boca, ya que, como de costumbre, Sierra demuestra un peso documental que no admite discusión, hasta el punto de haberse desplazado personalmente a muchas de las localizaciones del relato, en algunos casos con un serio riesgo a su integridad física. Sin embargo, por el lado literario, la novela se queda coja, hueca y vacía de toda hondura en las situaciones, los personajes y sus motivaciones y la credibilidad emocional de las situaciones en las que se dejan envolver. Da la sensación de que es un libro de divulgación disfrazado de mala novela, o, si se prefiere, una falsa novela. Más de una vez, da la sensación de que los personajes son meras marionetas por las cuales habla el propio autor para explicar una serie de hechos y teorías al lector. El recurso que emplean algunos personajes en plan "¿Ha oído hablar de...?" para introducir un tema es tan recurrente que, llegado cierto momento, ya no te crees a ninguno de ellos, pudiendo ser un único personaje esgrimiendo un monólogo con algún que otro cambio de aspecto.

El ritmo de la novela es irregular. A pesar de intentar finalizar cada capítulo con un cliffhanger, a veces da la sensación de que es forzado y que la acción se prolonga a lo largo de más de 500 páginas cuando lo podría resumirse en la mitad. Demasiadas redundancias alrededor de un tema que es interesante y habría aguantado un formato de divulgación pura o un mejor enfoque literario. Y es que las ideas que maneja son cuando menos sugerentes para lectores de mente abierta. Las relaciones entre la Atlántida y el Diluvio Universal, la Biblia, las catedrales y un guiño a 'Las puertas templarias' podrían bastar como base si afianzara los conceptos y diese alguna respuesta final a la cantidad de interrogantes que va planteando a lo largo del libro. Es como si nos hubiera estado preparando para un gran final donde se nos daría alguna certeza más allá de insinuaciones veladas, para finalmente dejarnos como estábamos. En resumen: la novela es una constante preparación para algo que no acaba de llegar, y si lo haces es de forma insatisfactoria.

Haciendo balance, a pesar de los conceptos que maneja, llenos de hechos documentados y cuestiones realmente intrigantes, no acaba de cuajar como relato. Mejor esperar a la versión de bolsillo. Personalmente, me andaré con más ojo cuando Sierra publique su siguiente trabajo. No quiero caer otra vez.
'El ángel perdido', la novela que debió quedarse en ensayo de divulgación Reviewed by Omar El Kashef on 19:47 Rating: 5

3 comentarios:

Delfos dijo...

Yo tengo uno de él en casa, "La Ruta Prohibida" o algo así, me lo regalaron y aún no lo he leído (aunque algún día lo haré). No soy mucho de novela histórica, tampoco soy mucho de ensayos sobre "enigmas" históricos... me dan pereza y dolor de cabeza. Si lo unimos a lo que cuentas, me parece que la Ruta Prohibida va a pasarse otros tantos años en el rincón oscuro de mi biblioteca...

Omar El Kashef dijo...

Vaya, pues lo siento :p Ése es más bien de divulgación pura y dura. Al menos va al grano y no pretende novelizar quedándose a medio camino...

PACOP dijo...

Pues yo he estado a un plis de comprárm... ¡anda! ¿qué hago yo aquí de nuevo? No, no... no puede ser... me he equivocado, yo no quería entrar aquí...

XD

Pues eso. Que he pasado mil veces por delante del libro, pero... mmmmmmm... no se. Como que me echaba para atrás.

Me encantan los misterios, tú bien lo sabes, y más de este tipo (y del tipo este también :-P). Pero cuando entran en el campo de la novelización...

¡Por Shiva! ¡Cuanto daño ha hecho Dan Brown! La opera magna de este tío, cuyos conocimientos de España asombran a propios y a extraños pero por diferentes motivos, es un escandaloso plagio de El Enigma Sagrado. Y este libro, una obra de divulgación escrita en 1982, tiene mil veces más trasfondo que El Código Da Vinci.

Pero ahora parece que todo investigador de lo heterodoxo que se precie, ha de escribir sus hipótesis en formato novelado.

Yo también tengo mis hipótesis, pero no las voy a novelar:

A) todos pretenden hacerse ricos a costa de vender basura literaria, sazonada con pequeños misterios que asombran al vulgo, como ha hecho Dan Brown.

B) los investigadores piensan que, como somos tan lerdos, no estamos dispuestos a leernos un libro de divulgación y nos lo tienen que exponer como cuentecitos... como se hacía antes, con fábulas e historias que adornen lo aburrido del conocimiento.

Bueno, ya me desahogue XD. Gracias por el aviso.

Un saludo!!

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