El Hobbit, ese delicioso viaje inesperado
A estas alturas todo el mundo sabe que los hobbits viven en
agujeros en el suelo. Pero no agujeros húmeros, sucios, repugnantes, con restos
de gusanos y olor a fango, sino agujeros cómodos y agradables. Tanto como
divertida es la película que Peter Jackson nos regala y que nos transporta a la
infancia sin casi darnos cuenta… Si sabes dejarte llevar.
Los talibanes de la obra de Tolkien no entenderán que la
magnitud emotiva de la historia no puede plasmarse en la gran pantalla con cada
punto y cada coma, cada canción y cada matiz con los que el autor tuvo a bien
detallar la historia. Ocuparán su butaca con el peso de los prejuicios a la
espalda, esperando cada detalle que se aleje del original con el ansia del que
quiere demostrar su conocimiento del relato. A vosotros, amigos míos, me dirijo
ahora: ahorraos nueve pavos. No vayáis a verla. Porque sí, hay escenas clavadas
al libro. Pero también hay personajes que no deberían estar y hechos que no
deberían acontecer.
Pero si tu mente es capaz de asimilar que es necesario
modificar determinados puntos del relato para llevar a la gran pantalla una
historia de principios del siglo XX y adaptarla así a una gran variedad de
público potencial, es probable que la disfrutes tanto como yo lo hice, porque
Jackson ha sido capaz de equilibrar diversión y momentos épicos, aprovechando
el juego que dan trece enanos duros de mollera.
¿Tres películas? Sí, ¿y qué? Así ya sé qué voy a ver en
diciembre del próximo año. Las productoras no son hermanitas de la caridad. Ven
un producto rentable e intentan exprimirlo al máximo. ¿Significa eso de
antemano que van a estirar la historia hasta que quede dispersa como mantequilla untada sobre demasiado pan?
Pues no, porque se permite el lujo de plasmar punto por punto las escenas más
célebres, las que todos estábamos deseando ver.
Advertidos los talibanes
tolkienianos y una vez captada la atención de los espectadores más openminded, vamos a lo divertido. Todos
sabemos de qué va la historia, así que recordarlo sería repetirme. El añadido
principal está en un antiguo enemigo de Thorin Escudo de Roble que pisa los
talones a la compañía durante las casi tres horas de metraje y, por qué no
decirlo, le aporta tensión y emoción. Radagast, aliado y confidente de Gandalf,
cobra en esta película todo el protagonismo que Tolkien no le otorgó en sus
obras. Jackson asocia la forma humana de este ser espiritual a la de un
gracioso ermitaño que prefiere la naturaleza en estado puro al resto de seres
que pueblan la Tierra Media. Y qué decir de la curiosa compañía compuesta por
un montón de enanos aventureros, un hobbit que insiste en quedarse en la
comodidad de su agujero y un mago que siempre consigue salirse con la suya, sin
que nadie pueda explicárselo. Ponerles cara a todos ellos y captar su esencia
bien merece el precio de la entrada.
En cuanto a los elfos, las razones del odio entre estos y
los enanos se explica con un tono más épico que el original. Por cierto, el
rumor de la rocambolesca historia con tintes románticos entre Gandalf y
Galadriel queda en eso. La prensa amarilla de la Tierra Media, que no perdona.
Y Smaug… Bueno, han tenido a bien dejarnos con la miel en
los labios en la primera película. Podemos ver la sombra del dragón planeando
sobre la Montaña Solitaria, expulsando fuego mientras los enanos huyen
despavoridos. Intuimos de refilón su tamaño y sus fauces, y sólo al final su
pupila vertical.
Quedan fuera de toda duda las interpretaciones de Ian
McKellen (Gandalf), Cate Blanchett (Galadriel) o Hugo Weaving (Elrond). Quien
no conozca a Martin Freeman (Bilbo) ya está tardando en ver 'Sherlock', la
serie en la que se dio a conocer basada en la famosa serie de novelas de Sir
Arthur Conan Doyle, y salir de dudas en
cuanto a las dotes interpretativas de este actor.
Los enanos cumplen con las expectativas: graciosos, tozudos,
valientes. Thorin destaca por encima de todos ellos como líder que es, si bien
en ocasiones sus dudas respecto a la fidelidad de Bilbo hacia la compañía son
discutibles e incluso poco creíbles. Ese es el “pero” del guión: vueltas y
vueltas a la supuestamente discutible lealtad del hobbit que no se resolverán
hasta el final.
Pero, en conjunto, la película se convierte en una pequeña
joya de la fantasía capaz de hacer disfrutar a espectadores de cualquier edad.
Aunque ahora muchos padres se preguntan si determinadas escenas de violencia
son aptas para los críos, muchos de nosotros a los 8 años estábamos viendo 'Terminator' y seguimos sin matar a nadie. Llevad a vuestros niños y dejadles
disfrutar, que más violencia hay en los telediarios de todos los días.
El Hobbit, ese delicioso viaje inesperado
Reviewed by Destroyer
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4 comentarios:
Muy buena crítica, sí señor. Coincido totalmente.
A mi lo que me sorprende es que haya de esos "talibanes" que comentas, por que chico, a mí no me pareció una película perfecta, y aun así me fascinó. Es volver a la Tierra Media después de unos largos años de espera, y llevados de la mano del mismo guía que nos llevó magistralmente años atrás, cómo no va a ser buena. Que habrá partes o personajes que no te cuadren, pues normal, yo también le hubiera prendido fuego al bosque de Fangorn para evitarme el concilio de los Ents, pero disfruto igual como un crío del conjunto final. Gran crítica de esta pequeña joya. Un verdadero gustazo volver a la Tierra Media.
PD: Vaya delicia la escena Gandalf en plan "festivalero desatado" en el Bolsón Cerrado Festival!
Yo solo sé que fui al cine, me lo pasé como un enano y me dejó con ganas de volver a verla. La teoría se la dejo a quien tenga tiempo que desperdiciar :-b
Yo no soy un talibán tolkeniano (apenas habré leído El Hobbit 3-4 veces), aunque a la película le habría metido tijera. No necesariamente para quitar los añadidos, pero sí para recortar escenas que se me hacían laaaargas.
La película me gustó, pero también hubo momentos en que mi mano inconscientemente buscaba el botón del avance rápido.
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